sábado, 26 de diciembre de 2009

PUÑETERA NAVIDAD.


En navidad "to er mundo e güeno". Los tres Reyes Magos, que no se sabe si eran tres o cuatro o cuántos, y que no eran reyes, vienen con sus camellos a traerles juguetes de El Corte Inglés o Toy Sarás a los niños, que ya saben que en realidad quien paga es papá. No Papá Noel, Santa Claus de mejor nombre, o mejor aún San Nicolás, un obispo levantino que llevó naranjas al norte de Europa para atajar una epidemia de escorbuto y que ahora va disfrazado de rojo, con una gran panza de obeso glotón y cervecero. Creo que antes iba de verde y que el rojo se lo puso Coca Cola, ¿será cierto? ¿Hasta este extremo hemos llegado? Oh, Oh, Oh... dice el gordo anglosajón mientras nos toca... la campanita desde su trineo tirado por "ornitorrenos", rara especie de renos volantes inventados por Walt Disney. En la tele nos cantan villacicos y suena, una vez más, ese maldito eslogan publicitario de "Ven a casa esta Navidad..." Y nosotros nos acordamos de los ausentes, nos sentimos estafados y nos ponemos de una profunda y desagradable mala leche melancólica. Las calles de las ciudades y pueblos, en plena crisis energética, se llenan de luces inútiles en las que se derrocha la energía en nombre de no se qué buen rollo. Saturamos Internet de mensajes bienintencionados, mientras por ahí, por el mundo que nos rodea, siguen los secuestros, las guerras, el hambre y todas esas miserias, muchas de ellas perpetradas en nombre de un Dios único, verdadero, justo, sabio, poderoso y bueno, con otro nombre pero los mismos atributos que el nuestro. Otras veces las barbaridades, las inquisiones y las hogueras las han hecho los que llaman Dios a ese Dios. Y los mendigos hacen, o intentan hacer los pobres, su agosto en diciembre, como los dueños de las tiendas de juguetes, los fabricantes de turrón, los grandes almacenes... en nombre de un pobre niño judío que dicen nació en un pesebre de Belén y tuvo que exiliarse a Egipto ante la barbarie del estúpido y cruel rey de los judíos, que no quería competencia y que construyó el segundo templo de Jerusalén, el del muro de las lamentaciones, más en su propia gloria política que en alabanzas a Jeová que, por cierto, es otro nombre del mismo Dios del que estamos hablando. Y uno se imagina el portal de Belén cubierto de nieve, allá donde nunca nieva, alumbrado por un extraño cometa del que los astrónomos no tienen noticias, en los postreros días del año uno antes de Cristo. Y el caso es que cuando el Papa Juan I ordenó al monje matemático Dionisio el Exiguo que confeccionara el calendario cristiano para sustituir al romano de toda la vida, el buen hombre se equivocó en tres o cuatro años, de manera de Jesús de Nazareth - ¿no era de Belén? - nació el año tres o cuatro "antes de Cristo". Vaya paradoja. ¿Y la fecha exacta del nacimiento? Pues vaya usted a saber. Porque las fechas en que se celebra la "Navidad" cristiana - "natividad" es el término correcto - se puso en diciembre para dar nombre cristiano a las Saturnales, tradicional fiesta familiar de los romanos, que celebraban en esos días el Solsticio de Invierno, el comienzo del frío y del recogimiento cerca de la lumbre. Así que ¿qué estamos celebrando? ¿A qué viene tanto villancico nostálgico y melancólico, tanta comilona generadora de colesterol, tanto juguete y tanto regalo, tanto despilfarro y tanta lucecita? Si, en el fondo, la mayoría abominamos en secreto de la Navidad, que es triste, deprimente, molesta y hasta si me apuran hipócrita. La mayor parte de las peleas familiares se producen en Navidad, porque hay gente que no soporta a su suegra o a su cuñado y tiene que compartir mesa y mantel con ellos y gastarse la pasta en regalos estúpidos.

Vaya con la Navidad. Si tuviese dinero me iría en estas fechas a un país pagano donde no tenga que ser testigo de tanta monserga. Pero, ¿dónde está ese país feliz? Si resulta que hasta en China, el país comunista más capitalista del mundo, ya se celebran estos jolgorios prometedores de buenos negocios...

La verdad, no me apetece felicitarles a ustedes en estas fechas tan artificiales. Prefiero desearles un feliz Año Nuevo lleno de felicidad, salud y sobre todo paz y justicia social. Que falta nos hace.

Miguel Ángel Pérez Oca.

viernes, 18 de diciembre de 2009

AMINATU HAIDAR, LA FUERZA DE LA FRAGILIDAD.


Nos ha dado una lección a todos, pero sobre todo a esos estúpidos partidarios de la fuerza bruta que con sus torpes acciones producen los héroes y los mártires que acabarán con ellos. Si Marruecos no le hubiera negado el pasaporte, si nunca la hubiera torturado ni recluido en cárceles espantosas, nadie hablaría ahora de Aminatu, pero, sobre todo, nadie hablaría ahora del Sahara ocupado. Claro, que si Marruecos no practicara la tortura, si Marruecos fuera una verdadera democracia, hubiera respetado la voluntad de los saharauis y no habría lugar para protestas, ni de Aminatu ni de nadie. Esa es la fragilidad de la fuerza bruta, frente a la verdadera fuerza de la fragilidad. Aminatu es una mujer de apariencia frágil, ya castigada y enferma por los anteriores padecimientos que le ha infligido la teocracia marroquí. Pero detrás de sus gafas, bajo su pañuelo musulmán, más allá de su tímida sonrisa, hay una enorme fortaleza de voluntad, una terca dignidad inexpugnable. Quien está dispuesto a morir no tiene nada que perder. ¿Queréis hacer de mí una martir? Pues, adelante, les dice a los que quisieron doblegarla, dejad que muera de hambre voluntariamente, torturadme otra vez, encerradme, y los míos tendrán en mi una bandera por la que luchar. ¿Habéis olvidado a Gandhi, habéis olvidado a Martin Luther King, habéis olvidado ya a Mandela? Pues ahí está Obama, la emergente India actual y la realidad multirracial y democrática de Sudáfrica para recordaros vuestra torpeza.

Aminatu Haidar es uno de esos ejemplos impresionantes ante los que los políticos sin carisma, los diplomáticos adocenados y los hombres serviles no saben qué hacer. El desconcierto de la fuerza bruta y de las rutinas burocráticas, de los soberanos divinizados y de los adocenados indiferentes ante una persona tan frágil como resuelta es un espectáculo reconfortante. Y las reacciones vergonzantes de seres miserables, como ese Risto de la telebasura, que ha hecho de la crítica indiscriminada y la mala leche su profesión, no hacen más que reforzar las posturas mezquinas de la gente de la derechona temperamental, a la que molesta que una mujer, debil y musulmana, les dé lecciones de moral. Que se jodan.

Aminatu nos demuestra muchas cosas, cosas que ya nos demostraron otros, pero que nunca terminamos de aprender. Nos ha demostrado que todo pueblo tiene derecho a decidir su destino. Que el Estado no es un producto de la Creación ni puede estar bendecido más que por la voluntad de los ciudadanos a formar libremente parte de él. Que ningún jefe de estado, ni Mohamed VI, ni Mao, ni Hitler, ni Franco, han tenido nunca derecho a ser sacralizados; porque el culto a la personalidad es un pecado político que denigra a los pueblos. Que no hay más camino que la libertad, la democracia, la igualdad entre hombre y mujeres, entre pueblos y creencias diferentes, entre seres que se respetan mutuamente. Que, como dijo Lao Tsé hace ya tantos siglos: "A más leyes, más delitos", "El mejor jefe no da órdenes", "El mejor luchador no mata a su enemigo".

Aminatu, ayer, sonreía casi sin fuerzas, meintras el avión la llevaba a casa. Había ganado, pero no ella que, seguramente, arrastrará toda su vida las cicatrices de este nuevo sacrificio, sino su causa, la causa de un pueblo cuyo territorio secular fue regalado por los herederos cobardes de un tirano moribundo a un rey astuto y endiosado cuya dinastía siempre ha mantenido a su pueblo en la ignorancia para que no cuestione sus designios. España, a pesar de su actual democracia, ha heredado una culpabilidad, cuyo complejo no nos abandonará mientras no procuremos al pueblo saharaui el cobro de la libertad que se le adeuda. Marruecos, dando la libertad al pueblo saharaui para que decida, estaría en el camino de conceder la libertad a su propio pueblo.

Aminatu es muy fuerte y muy grande, a pesar de su fragilidad. Si algún día llega la hora de tomar una decisión sobre el Sahara, habrá que contar con la señora Haidar.

Lo que más me duele es que para que todos aprendamos una lección tan importante, esta mujer se haya tenido que jugar la vida y la salud.

Perdónanos, Aminatu, porque es muy cómodo ser un nuevo rico de la Democracia.

Miguel Ángel Pérez Oca.

jueves, 17 de diciembre de 2009

FELICES FIESTAS Y MEJOR AÑO, HALA.


EL PECADO Y EL DELITO.


Otra vez. De nuevo monseñor Camino volvió a las andadas. El otro día, erre que erre, declaraba que el aborto debía ser considerado delito. No dijo "pecado", que sería lo suyo, dada su condición de teólogo, no. Dijo "delito", como correspondería a un jurista. Porque, claro, a los curas les corresponde calificar los pecados, y a los legisladores calificar los delitos. Cada cosa en su sitio. Porque no es lo mismo. Los delitos son castigados por el Estado con penas de prisión, multas o sanciones de acuerdo con su gravedad. Los pecados, dicen los sacerdotes que los castiga Dios, con penas de Infierno o Purgatorio en la otra vida, o penitencias post arrepentimiento y consfesión en este mundo. Pero no necesariamente una acción es simultáneamente las dos cosas: delito y pecado. No ir a misa los domingos puede ser pecado pero no es delito. Defraudar a Hacienda es delito, pero al parecer no es pecado - aunque debería serlo, por el "no robarás", creo yo, porque el que no paga los impuestos me está robando a mí en los servicios públicos a los que esos impuestos van destinados -. En fin, lo que quiero decir es que ningún diputado es quién para decir lo que es o no un pecado, y ningún religioso es quién para decirnos qué es o no un delito. ¿Qué dirían nuestros obispos si el Jefe del Gobierno les exigiera que declarasen pecado el blanqueo de dinero? Pues eso mismo le digo yo a monseñor Camino, al que cada día tengo más simpatías: Métase usted en sus asuntos, monseñor, y no entre en corral ajeno. Mande usted a las abortadoras al Infierno si le parece a usted bien castigar así a quien sufre una desgracia, pero no nos diga a los ciudadanos que el aborto es un delito, y que metamos en la cárcel a las abortistas, que para esos menesteres ya están los diputados elegidos por nosotros y no por "designio del Espiritu Santo" como pretenden ustedes que procede su autoridad.

Por cierto, el artículo 36 de nuestra Constitución dice: "La Ley regulará las peculiaridades propias del régimen jurídico de los Colegios Profesionales y el ejercicio de las profesiones tituladas. La estructura interna y el funcionamiento de los Colegios deberán ser democráticos."

¿Quién los elige a ustedes, monseñores, para ser obispos, los de arriba o los de bajo? ¿La profesión de sacerdote es una profesión titulada? ¿Se podría considerar a la clase sacerdotal, en su funcionamiento y estructura, como un Colegio Profesional? ¿Y esa estructura interna y ese funcionamiento son democráticos? Ayayay... que me parece, señores monseñores, que va a resultar que son ustedes anticonstitucionales.

Mira por donde.

Y es que no escarmientan.

Miguel Ángel Pérez Oca.

sábado, 12 de diciembre de 2009

EL ESCÁNDALO DE LA LEY DE DEPENDENCIA EN LA COMUNIDAD VALENCIANA.


Hace ya tres años que se aprobó la Ley de Dependencia destinada a ayudar a personas cuyas condiciones físicas o mentales no les permiten valerse por si mismas. En algunas comunidades autonómicas, como Cantabria, La rioja, Andalucía, País Vasco, Aragón, Castilla y León, Navarra, Castilla La Mancha, etc. la tramitación de las solicitudes se está llevando con normalidad, mientras que hay cuatro donde parece que la parálisis se ha apoderado de los gobernantes autonómicos, o que la suerte de los necesitados de ayuda les importa un bledo. Estos cuatro casos vergonzantes son nuestra Comunidad Valenciana, Baleares, Madrid y Canarias. Qué vergüenza. Estamos los cuartos por la cola de las 18 comunidades, con menos de un tercio del porcentaje de los casos que ya se atienden en Cantabria, La Rioja y Andalucía.

Como si la Comunidad Valenciana necesitase aún mayor desprestigio del que tiene en España. Una comunidad que se gasta fortunas en visitas papales, regatas de lujo y carreras de coches Fórmula 1, y que se encuentra sumida en un mar de rumores e imputaciones relacionados con la corrupción, incluido el asesinato de un alcalde, también es la que menos se preocupa por sus ciudadanos. Somos la Sicilia de España, mientras el señor Camps, con sus trajes de corte perfecto, nos cuenta milongas.

La Plataforma para la defensa de la Ley de Dependencia ha publicado un manifiesto denunciando el estado de abandono de este colectivo social: más de 1800 denuncias presentadas al Sindic de Greuges y 590 personas atendidas por el Turno de Oficio del Colegio de Abogados en 9 meses.

Y a lo mejor aún gana el PP las próximas elecciones autonómicas en nuestra Comunidad. ¿Qué nos pasa a los valencianos? ¿Estamos tontos o qué?

Si queréis apoyar este Manifiesto o realizar alguna gestión o acción al respecto, podéis dirigiros al correo electrónico de la Plataforma: dependencia_alicante@hotmail.com .

Mañana el desatendido puedes ser tú.

Miguel Ángel Pérez Oca.

sábado, 5 de diciembre de 2009

TE QUEREMOS, CÁCERES.


Había que verla sobre el estrado, leyendo su discurso de aceptación del Premio Maisonnave. Había que verla y había que oírla. El que no fue no sabe lo que se perdió; o sí lo sabe, que en este mundo hay gente "pa tó", que dijo El Gallo. Porque, a pesar de estar el salón de la Sede hasta los topes, yo eché de menos a unos cuantos, y no quiero señalar. Y es que había que verla y había que oírla, allá arriba, en el estrado, mostrándose como es, porque no sabe mostrarse de ninguna otra manera. La Cáceres es la Cáceres, y ni puede, ni quiere, ni sabe mostrarse de otro modo que como es. Porque ella es de esas raras personas que siempre van de frente, que no engañan ni se engañan. ¿Para qué se va a mostrar de otro modo, para qué va a interpretar un papel, como hacemos la mayoría de los mortales, si no se puede ser más auténtica?

Allí estaba ella, de una pieza, con su biografía a cuestas, con sus ideales que no hay quien los tumbe, con su verdad de manchega de verdad, como ella dice, "todavía con el pelo de la dehesa", con su forma coloquial de hablar y escribir, que en ella es lo mismo, con su ejemplo de mujer libre, de amiga de los olvidados y los perjudicados por esta sociedad que no le gusta, que no nos gusta, de alicantina de verdad, de las que anteponen la ética a la estética en esta sufrida ciudad. No hay nada que decir de Ángeles, sino que es ella, sin velos, sin apariencias, ella y toda su humanidad. Como decía el Rector: la Universidad de Alicante y el Premio Maisonnave se honran al distinguir a la Cáceres. Como se honra Alicante en tenerla entre nosotros, vigilando la "terreta" para que no se nos eche a perder.

La entrega del premio fue un espectáculo inolvidable. Los discursos del Rector, de la Vicerrectora de Extensión Universitaria y de la Directora de la Sede sirvieron de estupendo marco a una inolvidable y genial "Laudatio" a cargo de Emilio Soler, que esta vez superó lo insuperable. Dios, cómo nos emocionó y nos hizo reír el Soler, con su sentido del humor, sus anécdotas y sus ocurrencias, llenas de velada ternura. Inolvidable. Y, después, allá en lo alto, en el estrado, la Cáceres y su circunstancia, más manchega que don Quijote y más alicantina que Maisonnave, que ya es decir.

El que no fue no sabe lo que se perdió, o sí lo sabe.

Te quiero, Ángeles Cáceres; te queremos mucho.

Miguel Ángel Pérez Oca.