lunes, 22 de febrero de 2010

¿DÓNDE ESTÁN LAS PLACAS DE LA PLAZA DEL MERCADO?






Alicante es una ciudad llena de monumentos que no conmemoran nada ni están dedicados a nadie, como el jinete gordito que estuvo frente a la Estación de Madrid, el busto de Agamenón (¿qué tendrá que ver este héroe homérico con Alicante?) o la señora de bronce que mira el horizonte desde el Cocó. Además son monumentos andariegos, que ya han sido casi todos cambiados de lugar alguna vez. Todo este sistema de conmemorar la nada fue invento del inefable alcalde Díaz Alperi, que, indudablemente, le tenía fobia a la memoria histórica y prefería una ciudad amnésica y “modelna” llena de cemento y figuritas inexpresivas. A las viejas esculturas (la mayoría obra de los Bañuls), como las dedicadas a Arniches, Chapí, Gabriel Miró y el doctor Rico, solo se añadió una en este indefinible periodo municipal: la figura en bronce del querido y añorado Gastón Castelló, sentado en un banco de la Plaza del Mercado, mirando al cielo, invitando a sentarse con él a charlar de mil cosas.
La escultura, de excelente realización, es obra de la artista polaca Isabela Jaiello, que ganó el concurso convocado para ello. A los pies de la figura entrañable de nuestro pintor había una plaquita incrustada en el pavimento que nos indicaba el nombre del personaje y algún dato más que no recuerdo, ni puedo comprobar porque esa plaquita ha desaparecido.
Primero, y como consecuencia de la renovación del pavimento de la plaza, el monumento fue cambiado de sitio, desde donde estaba ubicado, un lugar preferente y muy concurrido, visible desde los vehículos que circulan por la calle Calderón de la Barca, hasta el rincón más apartado y desierto de la plaza, allá al fondo, semioculto por los puestos de flores y las terrazas de los bares. Pero, además, al colocarlo en el nuevo sitio, siguiendo la tradición mudable de nuestro Ayuntamiento, desapareció la placa con el rótulo que definía al personaje. Hay quien dice que la famosa y modesta plaquita ya había desaparecido con anterioridad a la mudanza, no sé. El caso es que ahora, nadie que no sepa las circunstancias propias de la estatua puede adivinar quién es el representado. O sea, que el único monumento identificable que erigió Alperi, ha pasado a formar parte de la nómina de monumentos anónimos dedicados a la Nada y al Nadie que pululan por nuestra ciudad. Gastón Castelló se ha convertido en un señor anónimo sentado en un banco, allá al fondo de la plaza sin nombre (debería llamarse “Plaza del 25 de Mayo”, porque lo “del Mercado” es una obviedad que no define nada).
Ni Gastón Castelló podía haber sido peor tratado, ni el Ayuntamiento podía haber quedado peor.
Me figuro que la mudanza de Gastón se debió a la “inminente” instalación, en el
pavimento,muy cerca de su banco, de otra placa, esta nonata todavía, que se ha de colocar en homenaje a los 300 muertos del bombardeo del 25 de mayo de 1938. Placa ésta que está terminada y dispuesta para montarse en su sitio. De hecho, en el suelo frente a la puerta del Mercado, hay una zona cuadrada de diferente material que es sin lugar a dudas el lugar designado. ¿Por qué no se ha puesto todavía esta otra placa? El concejal Miguel Valor dijo en unas declaraciones recientes que estaría colocada antes del final de 2009 y, por lo que sea, ha faltado a su palabra. Lo siento mucho, porque Valor me parece un hombre cabal y cumplidor que se ha ganado el respeto de todos con su labor a favor de los monumentos alicantinos. Entonces, ¿por qué no está puesta ya? Pues nos dijo la Alcaldesa que por un malentendido acerca de una sola palabra en el rótulo. Los miembros de la Comisión Cívica de la Memoria Histórica presentaron un texto en el que se definía a los atacantes del terrible bombardeo como “aviadores fascistas italianos”, y a la señora alcaldesa eso de “fascistas” le parece de mal gusto. Pero, vamos a ver: lo de “aviadores fascistas italianos” es una definición histórica, similar a “tropas francesas napoleónicas” o “ejército sudista americano”. No se trata de un epíteto peyorativo. Los capitanes Zigiotti y de Prato, perpetradores de la matanza, eran aviadores voluntarios de la aviación fascista italiana, estaban orgullosos de serlo y se identificaban como tales. El régimen político de la Italia de entonces era el partido fascista de Mussolini. Nada más. Si se hubiera omitido lo de fascista y se hubiera dejado solo la nacionalidad, el texto no sería lo suficientemente explícito, porque combatientes italianos los había en los dos bandos en lucha. Si se hubiera omitido la nacionalidad y dejado lo de “fascistas”, algunas personas de la derecha actual se podrían ofender y dirían que no todos los que luchaban en el bando Franquista eran fascistas (los había monárquicos, requetés, agrarios de Gil Robles, católicos y, desde luego, muchos fascistas, que fueron todos metidos con calzador en Falange con el decreto de unificación). Así que esta es una polémica estéril. Y llegará el próximo 25 de mayo y la placa se quedará sin poner por culpa de un equívoco que quizá delata la ignorancia histórica de nuestra alcaldesa; lo que me parece muy raro porque me dio la impresión de que es muy lista.
Así que a ver qué hacemos, señora Alcaldesa. ¿Qué pasa con las placas de la Plaza del Mercado? ¿Rescatamos del anonimato a nuestro Gastón Castelló poniéndole de nuevo una placa rotulada a sus pies? ¿Colocamos de una vez el recordatorio a las 300 víctimas del bombardeo antes de que se muera el último abuelito superviviente? ¿O seguimos el excelso camino del anterior alcalde y hacemos oídos sordos a los ciudadanos que se preocupan por el prestigio de una ciudad que quiere mantener su identidad y respetar su historia?

Miguel Ángel Pérez Oca.

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