sábado, 13 de marzo de 2010

¡A LAS BARRICADAS!




Ahí va otra de mi amigo Joaquín Botella. No tiene desperdicio.

¡A MÍ!
“Retrasar la edad de jubilación hasta los 67 años es razonable”, intenta convencerme, a mí, el Presidente del Gobierno. Vamos a ver: a mí, que empecé a cotizar a los 17, que ya voy renqueando para los 50 y tengo pensado que me concedan el jubileo anticipado a los 60, a mí, decía, cuando miro a mi alrededor y veo cómo se gestiona el gasto público, y cómo asoma sólo la punta del iceberg de la corrupción, y cómo políticos y sindicalistas sólo se ocupan en ocupar la poltrona, y cuando me entero del gran capital que siempre acaba consiguiendo ganar el gran capital (por cierto: ¿a quién va a ir a parar el dinero de esos planes privados que ahora, por si acaso nos quedáramos sin la pensión pública que nos hemos venido currando a lo largo de esta perra vida, nos aconseja el Gobierno que ahorremos –¡para ahorrar estamos!-, a quién va a ir a parar, pregunto, ese dinero, a usted, amable lectora, a mí?), a mí –ya quisiera yo-, decía, cuando me acuerdo de todo eso, lo de los 67 lo que me parece es una... locura.
Además, que aun teniendo el mismo talante solidario y afanoso del que hacen gala sindicalistas y políticos, a esas edades tan achacosas, a lo mejor los currantes se tienen que coger la baja, y entre: sustituciones, visitas al médico, analíticas, ecografías, etc... y demás, acaba resultando que es peor el remedio que la enfermedad. A mí, por ejemplo, sólo de pensarlo, ya me entran escalofríos, porque ¡menudo jarro de agua fría!, y, claro, mi lumbalgia se resiente... Veremos si mañana no me toca volver al médico, otra vez más, a mí.

2 comentarios:

epoca dijo...

Estimado amigo, recordarte que hace poco los fachas de la derecha de toda Europa pretendieron hacernos trabajar 65 horas. Lo hemos parado los sindicalistas. Haora con el saco de los hijoputas roto, estos, escampados pretenden darnos por otro sitio y entran en el tema de los 67 años o como los empresarios familiares, empezando por Marcadona quieren alargar el tema hasta los 70 años. Los sindicalistas hemos salido a la calle y llevamos tiempo acortando le estancia en trabajos peligrosos o insalubres. ¿Tu has hecho algo? supongo que sí. Te espero en las proximas manifestaciones y actosa de rebeldia que planteemos todos. Por que habrá que salir a la calle o a donde sea. Mira la sorrisitas de la Comunidad de Madrid, esa que llama impunemente h.... a los que ella quiere (si ella puede, yo tambien) esta llamando a la rebelion contra lña subida del IVA. Ella prefiere un deficit presupuestario, que nunca llegará a ser como el de la Comunidad ni como el del Ayuntamiento de Alicante, por que es partidaria de "cuanto peor, mejor". Por ello te pediria que no metieras a todos en el mismo saco. No se si militas en algún sindicato. Haz oir tu voz si así es y si no, lo siento pero hay demasiado gorron en el mundo del trabajo al que hay que resolverle los problemas. Afectuosamente

Eusebio Pérez Oca. Sindicalista, cotizante desde los 16 años jubilable, de momento, a los 65 años, es decir 49 años y con, hasta hoy, 35 años de militancia sindical.

Joaquín Botella dijo...

Amigo Eusebio:

No sé cuantos hermanos sois, pero si dos, yo te vi en la presentación del libro recopilatorio de los artículos de tu hermano. No nos presentaron, mas no hizo falta, porque el parecido físico con Miguel Ángel era evidente. Me alegra verte de nuevo, de verdad, pues, independientemente de la posición de cada cual, si el parecido físico se parece al anímico, seremos capaces de tomar una cerveza juntos (una cada uno, ya que a sindicalistas y funcionarios, al menos de momento, la crisis nos afecta menos, ¿no?).

Entendiendo por sindicalistas a quienes dirigen los sindicatos –y no al pelotón de afiliados-, te cuento mis impresiones acerca de ellos:

- Uno de mis primos, que es sindicalista y está liberado, hace años que me cuenta lo bien que vive (buenas dietas y mejor tiempo libre).
- Tuve un concejal, de I.U., que trabajaba en Telefónica y también estaba liberado, por CCOO. De éste no me tuvieron que contar nada: yo lo vi todo. Y, desde luego, me hubiera cambiado por él sin pensarlo.
- No hace ni dos meses que ha habido elecciones sindicales en el Ayuntamiento de Benferri, donde trabajo de Secretario. Los tejemanejes que se ha traído la U.G.T. para conseguir que el representante sindical fuera uno de los suyos han sido vergonzosos. Vamos, que si no estoy yo al loro no avisan a más del cincuenta por ciento de los trabajadores con derecho a voto, pues se hubieran conformado con cumplir el requisito de colocar el anuncio en el tablón municipal, lo que, teniendo en cuenta que era la primera vez que se celebraban y que ¿quién se lee los tablones de edictos?, ya me dirás tú a mí si eso no es mala fe (hacia los propios compañeros de trabajo).
- Hace años, tuve que interponer un contencioso al Ayuntamiento de Alatoz (Albacete) porque se negó a pagarme unas horas extras. Siendo yo funcionario, no necesitaba ni abogado ni procurador, así que fui a la UGT, para que el abogado me ayudase a redactar la demanda. Cuando me dijo: “Toma, ahí tienes papel y boli. Tú, que eres Secretario de Ayuntamiento y sabes tantas leyes, ve tomando nota de lo que vayamos hablando y, luego, te redactas tú mismo la demanda”. Cuando perdí el juicio (el contencioso, digo), hacía ya mucho que me había dado de baja en el sindicato (lo hice a la mañana siguiente de salir del despacho que aquel abogado tenía en las dependencias del sindicato, porque era por la tarde y yo ya estaba muy, pero que muy cansado).
- Algo por el estilo me había pasado antes, con el Colegio de Secretarios, del que también me di de baja.
- Entre los sindicalistas, como en todo, habrá gente íntegra que esté por currar por los currantes, pero el problema, como en toda organización corporativista, es que no te puedes salir del redil, pues, entonces, jodes a los demás (y te dan en la cocorota). De modo que lo más que uno puede hacer es no sumarse al carro de los depredadores y quedarse quietecito (ver, oír y callar, sin aprovecharse de la situación, como me dijo un policía nacional que pasaba en tan detestable cuerpo –como en todos los de seguridad-)
- Pero, mejor que yo, quien cuenta como son por dentro los sindicatos, desde el principio, es John Steinbeck.

Y precisamente por sus lecturas, en una cosa sí que te doy la razón: aun así, hacen falta los sindicatos, pues, si no, esto sería aún peor. Es como la democracia: “el menos malo de los sistemas”, lo que no implica que sea bueno. Pero la cuestión es que cuando lo dijo Churchill no era planteable que trabajadores y votantes asumiesen directamente, sin necesidad de sindicatos ni partidos que los representase, la toma de decisions, lo que, hoy por hoy, con internet sí que es posible.

Por si lo dijeras por mí, prefiero dejar bien claro que no, que yo no necesito que nadie me saque las castañas del fuego, porque me sobran cojones para arráncarselas al carbón con mis propias manos. Y si todos los currantes fueran así, otro gallo nos cantaría, sin necesidad de sindicatos.


Con un amistoso saludo,

Joaquín