jueves, 28 de octubre de 2010

PEREZ REVERTE, UNA MIERDA EN LA CUMBRE.


De joven me gustaba mucho y practicaba el montañismo. Una vez, en la mismísima cumbre del Puig Campana, justo sobre el estrecho mojón que marca su vértice geodésico, me sorprendió la inesperada presencia de una mierda seca. Alguien se había molestado en hacer equilibrios sobre la columna de ladrillos para dejar su deposición en el punto más alto y vertiginoso de la montaña de más de 1400 metros de altura. Así que estaba en la cumbre, aunque no dejaba de ser una mierda, me dije a la hora de valorar la hazaña del cagón. Porque, realmente, se puede ser una mierda y estar en la cumbre. De la misma manera que se puede ser un gran escritor y ser una mala persona. Se puede incluso ser un escritor mediocre y llegar a académico. Porque puede uno echarse a perder por culpa de las urgencias que imponen los contratos millonarios con las grandes editoriales y compensarlo con la obtención del título de académico gracias a las influencias de esas mismas editoriales. Lo que no se puede - perdón: no se debe -, es ser un imbécil engreído y soberbio y arremeter contra las personas decentes por mera diversión o ansias de notoriedad o, peor aún, por un calculado interés en la promoción y venta de los propios libros.

No es la primera vez que el desalmado Pérez Reverte arremete contra una persona honorable por mera ambición de notoriedad. Ya se metió con Borges, llamándole gilipollas, o con el pobre Paco Umbral, cuando ya estaba moribundo. ¡Qué valiente! Respecto a Borges dijo lo siguiente: "Me preguntaron por Borges y dije lo que siempre he dicho. Como autor mi admiración es sin límites pero como persona era muy malvado y snob". Y lo dice precisamente este mastuerzo del que ni siquiera se puede decir lo mismo. La última novela que le leí fue la "Carta Esférica", y se le notaba demasiado su sometimiento a las exigencias contractuales de su editorial. Al principio la novela resulta premiosa, desvaída y sin ritmo, nos cansa con los silencios y pausas de los personajes, porque, claro, hay que llegar a las 300 páginas contratadas, para después, cuando ya se ha cubierto la extensión pactada con el editor, terminar el relato en un pis pas, con un final absurdo y precipitado: La chica se va en un barco, dejando a los malos con un palmo de narices... ¡Como si los malos no pudieran comprarse un billete de avión y esperarla en su destino! Lamentable, por no decir patético.

En fin, creo que se me nota que estoy cabreado con este sujeto de marras. Su desprecio a las lágrimas del bueno del ministro Moratinos el día de su despedida es de una crueldad solo comparable con el trato que ya le dio a un Umbral a las puertas de la muerte. Sin embargo, curiosamente, tras mandar a la mierda a todo bicho viviente, todavía no le he leído una sola crítica, si quiera comedida y suave, contra la Academia a la que pertenece o contra alguno de sus miembros, entre los que, como en toda comunidad, algún gilipollas habrá, digo yo. En fin, que al inclemente martillo de presuntos idiotas, vendidos y desgraciados se le ve el plumero.

Al principio de leer los exabruptos de Pérez Reverte, que entonces me llegaban a través de Internet, creí que se trataba de escritos espurios, falsamente atribuidos a un escritor que entonces admiraba, con el fin de dar autoridad a argumentos de la extrema derecha. Pero con el tiempo tuve que admitir que aquellos vómitos de insultos barriobajeros y despropósitos fuera de lugar venían del autor de Alatriste. Como no me resignaba a pensar que es idiota, tuve que considerar que es tan solo una mala persona dispuesta a aumentar su notoriedad para vender más libros. Porque lo triste de todo esto es que sus gritos tabernarios consiguen realmente aumentar las ventas entre los tontos de turno. Es desolador comprobar algo así, pero es la realidad de esta sociedad consumista, frívola y maleducada que nos ha tocado vivir. Qué pena.
En fin, que después de tener que sufrir como este "eminente" académico se burla de las nobles lágrimas del pobre ex ministro, ya no me extraña que haya salvajes que se regodeen con las hazañas de los torturadores y asesinos yankis en Iraq, con los improperios de un machista sobre los "morritos" de la Pajín o con los sufrimientos del inocente bovino sacrificado en el coso. Si hay algo en el mundo que desprecie con toda mi alma es la crueldad, y Pérez Reverte es un indivíduo cruel y soberbio, o lo que es lo mismo: despreciable. Por muy buen escritor que fuera, que tampoco.

Así que pienso que debería modificar el título de este artículo. En lugar de llamarse "Pérez Reverte, una mierda en la cumbre" debería titularse: "PÉREZ REVERTE, UN MIERDA EN LA CUMBRE".

De hecho, las cumbres están llenas de mierdas.

Miguel Ángel Pérez Oca.

sábado, 23 de octubre de 2010

¿QUÉ SOY YO?


Dicen los de la Mecánica Cuántica y los de la Relatividad que el tiempo no transcurre tal como lo percibimos, sino que es una dimensión más del espacio-tiempo, ese continente de todo cuanto existe que está dotado además de no se sabe cuántas otras dimensiones. Los de la Teoría de las Cuerdas dicen que hay más dimensiones, pero que se encuentran algo así como enrrolladas sobre sí mismas en espacios diminutos. Bueno, la famosa Teoría de las Cuerdas incluye en sus enunciados la imposibilidad de ser comprobada ni de efectuar predicciones, con lo cual nunca sabremos si tiene algo de cierto o es una especie de paja mental de sus creadores como aquellos epiciclos de Tolomeo con los que se quería explicar las cosas desde las premisas que nos imponían Aristóteles y Santo Tomás de Aquino. En fin, que si hacemos caso a los físicos, por otro lado el único gremio fiable a la hora de explicar el mundo, la realidad apenas se parece a lo que nuestros sentidos nos permiten conocer. Si el espacio-tiempo tiene cuatro dimensiones, es decir, si es algo así como una estructura que abarca todos los fenómenos que nosotros interpetamos como acontecimientos pasados, presentes y futuros, tendríamos que reconocer que estos "acontecimientos" no "acontecen", sino que están cada uno en su presente, en su nivel de cuarta dimensión que nosotros percibimos como tiempo. Así pues, todo está ya predeterminado, como si se tratara de una película ya filmada que estamos viendo en una sala de cine y de la que ignoramos el final, aunque éste ya está en el último fotograma de la cinta que está pasando por el proyector, allá arriba en la cabina. Por otro lado, los de la Mecánica Cuántica nos aseguran que el comportamiento de las partículas subatómicas es azaroso y no obedece a la ley causa-efecto. O sea, que según ellos, cada piso de la dimensión tiempo se bifurcaría en sus infinitas posibilidades como un inmenso árbol por el que nosotros ascendemos como una hormiga que sube por la corteza sin saber por qué rama va. Y así la moderna Física, nos guste o no, niega el libre albedrío. Porque, tanto si el espacio-tiempo es atemporal (en el sentido de que el tiempo es algo que "transcurre") como si es o no azaroso, nada podemos hacer para dominarlo, dado que somos parte de su contenido. Si no transcurre sino en su representación ante nosotros como espectadores, no somos libres, ya que todo está ya "escrito", y si su transcurso depende del azar, tampoco, porque el azar por definición es imprevisible y no puede ser condicionado. Esto, en todo caso, es una película con final abierto o cerrado a la que asistimos como simples mirones. Leí una vez en un libro sobre Budismo Zen ("El camino del Zen" de Alan Watts) que si consideramos un acto voluntario a aquel que va precedido de la decisión de ser ejecutado, esta decisión, para ser voluntaria, debería ir precedida por la decisión de ser decidida, y esta por la precedente en una cadena interminable e imposible.

Sin embargo, permítaseme un paso más adelante en esta reflexión. Si el tiempo no transcurre pero "nosotros" lo vemos transcurrir, dado que percibimos 3 dimensiones como espacio y una cuarta como devenir, quiere decir que nuestro "yo" es el espectador pasivo de un superespacio "laminado" que percibimos como una sucesión de "acontecimientos". Vemos una estructura tetradimensional como una aventura en un mundo de tres dimensiones. ¿Es así? Pero nosotros también formamos parte de ese superpespacio de 4 dimensiones, ¿no? Y, claro, cuando decimos "nosotros", o "yo", pensamos en principio en nuestro cuerpo o en última instancia en nuestro intelecto individual, que vive aventuras y cambia con el tiempo, hasta que al final se muere. Pero, ¿a qué se debe la dinámica de nuestra percepción? ¿Quién o qué es lo que en realidad se traslada por nuestro interior a través del "tiempo dimensional" en forma de "tiempo temporal", creando así el devenir que transcurre? ¿Donde está la butaca del cine donde se proyecta la película de mi vida? ¿Quién o "qué" soy yo?

Alguien dijo una vez (no recuerdo si fui yo mismo) que no somos otra cosa que una perspectiva del Cosmos. O sea que somos un punto de vista (espacial y temporal)... ¿de quien? o ¿de Quién?

Sospecho que el día en que los físicos nos expliquen esto, si es que pueden hacerlo alguna vez, dejaremos de tenerle miedo a la muerte. Pero una especie sin miedo a la muerte se extingue por falta de motivación. Quizá ahí reside el secreto de que no nos hayamos tropezado todavía con civilizaciones extraterrestres, porque todas acaban extinguiéndose al conocer la verdad, la gozosa y tremenda verdad.

Vaya rollo que os he metido hoy, ¿Eh?

Miguel Ángel Pérez Oca.


lunes, 18 de octubre de 2010

EL EJEMPLO FRANCÉS.


Así, con un par. Sí, señor. En este sistema capitalista, basado en la explotación del trabajo, los trabajadores tienen el poder de decidir, si están unidos, si son capaces de paralizar el país y hacer pupa a los carotas que siguen beneficiándose de un sistema que prima al capital sobre el trabajo. La prueba de que lo único importante, lo que da el valor a las cosas, es el trabajo invertido en ellas, es que sin el trabajo nada puede funcionar. Podríamos prescindir del capital, pero no del trabajo. ¿Lo habéis pensado alguna vez? Mirad que sistema más "justo" tenemos: Un señor invierte una cantidad de dinero en una empresa y, a partir de entonces, tiene derecho a participar de sus beneficios para siempre, mientras la empresa exista. Otro señor iniverte su trabajo y su ingenio en esa misma empresa, y solo cobra puntualmente a cambio de cada nueva entrega de trabajo. Y, además, el del dinero toma las decisiones y puede expulsar de la empresa al del trabajo, cuando le salga de las gónadas. ¿Es eso justo? Pues el que tenga dudas que vea lo que pasa cuando a los trabajadores se les hinchan las narices y deciden hacer una huelga general DE VERDAD, como la de Francia; con el apoyo de los estudiantes y la comprensión de los afectados por los inconvenientes en el transporte y los combustibles. El que pone lo importante es el trabajdor, el otro, el capitalista, no nos engañemos, pone papelitos de curso legal, una inmensa cara dura, y una manipulación del concepto de propiedad que le favorece. ¿Estamos?

Claro, ahora salen los tontos de siempre, o los listos de siempre, ségún los casos, y nos comen el coco con el rollo de los piquetes, los liberados y lo necesario de las reformas en la edad de jubilación, congelación de sueldos o, como dice ese pirata arruina empresas que preside la banda de Alí Babá: "hay que trabajar más y cobrar menos". Lo que hay que tener es cara dura.

Lo que nos pasa en España es que somos un país al que todavía no se le ha pasado el Síndrome de Estokolmo del franquismo. Aquí hubo un genocidio horrible; la gente concienciada fue exterminada o tuvo que morirse de pena en el exilio. Se quedó la gente gris, la que en tiempos de libertad republicana no había tomado partido, o no lo había hecho a conciencia, los cómodos que no quieren nunca complicarse la vida, los sirvientes vocacionales y demás. Y ahora, sus descendientes se escandalizan de que los piquetes impidan la entrada a los pobrecitos esquiroles que quieren trabajar porque son obedientes y buenos; pero no se escandalizan de que los patronos amenacen con el despido a los que vayan a la huelga, o incluso a los que simplemente se afilien a un sindicato. Despotrican de los liberados a los que llaman aprovechados, y no se afilian a los sindicatos, salvo que vean amenaza de despido en el horizonte, en cuyo caso se apuntan para tener abogado gratis. Y ahí está el resultado. Aquí, para que, entre otras cosas, no aumenten la edad de jubilación de 65 a 67 años, solo somos capaces de hacer una huelga a medio gas de un solo día. En Francia, para que no se suba la edad de jubilación de 60 a 62, se arma la de Dios.

Al final, como siempre, un obrero francés vivirá mejor que un obrero español, porque, simplemente, le ha echado bemoles al asunto, y sabe defender sus intereses.

Pero, ¿no véis que los de siempre nos quieren tomar el pelo? "Las pensiones se hundirán dentro de no sé cuantos años, porque no se podrán financiar", nos dicen. Y el Ejército, que nunca se ha podido autofinanciar ¿también se hundirá? Las obras públicas ¿tendrían que ser todas de peaje? ¿No lo véis? Las pensiones, tarde o temprano, serán otra partida de los presupuestos que se financian con los impuestos que pagamos todos. Lo que hay que aumentar es la productividad y para eso están las nuevas técnicas, de manera que con el trabajo de unos pocos, o con el poco trabajo de muchos, puedan vivir todos. Y es así inevitablemente, conforme vayan progresando las ciencias y las tecnologías. Que no nos vengan con monsergas.

Aquí lo que pasa es que después del hundimiento del inoperante Capitalismo de Estado que era, en realidad, ese extraño invento anti marxista del señor Lenin que se llamó Comunismo, ahora le toca al capitalismo puro y duro. La crisis, las crisis, nos demuestran que el capitalismo, en su versión de liberalismo salvaje, es inviable; pero los economistas vendidos a sus señoritos se devanan los sesos para encontrar fórmulas que permitan la supervivencia del esclavismo y el timo moderno. Que no, que esto no tiene más arreglo que el reparto justo de las cargas y los beneficios. Que al final los trabajadores de todo el mundo acabarán imitando a los franceses y se plantarán y dejarán con el culo al aire a los pseudo economistas y a los hijos de Alí Babá.

Y si no, al tiempo.

Miguel Ángel Pérez Oca.

miércoles, 13 de octubre de 2010

DESCONSUELO POLÍTICO.


Acabo de comprender que vivimos en un tiempo de desconsuelo político. Quería discernir a qué partido he de dar mi voto en las futuras contiendas electorales y el alma se me ha caído al suelo. El panorama es tan negro que no sé si hacer como alguno de mis amigos, que ha decidido marcharse lejos de todo contacto humano, o al menos político, y dimitir de su condición de “homo sapiens sapiens” - que ya es petulancia pretender que se es “hombre sabio sabio”, con la que está cayendo -.
Y es que hay quien no puede más. Conozco amigos que se han ido a vivir al Norte, o a una casita perdida en el monte, porque ya no pueden soportar por más tiempo el tufo a corrupción, caspa y ordinariez que se respira en nuestra ciudad y en nuestra Comunidad, en estas tierras tradicionalmente progresistas, con una historia que nos podría llenar de orgullo si no viéramos en qué ha quedado tanta heroicidad, tanta lucha por la libertad y tanto sacrificio.
No es que yo diga que en el Partido Popular no pueda haber buenas personas, que las habrá, como en todas partes. No es que afirme que todas las imputaciones por corrupción se van a resolver con la condena de los imputados, que eso solo lo pueden decir los jueces. Pero el tufo nos ahoga, y, sobre todo, la mediocridad, la frivolidad, la vulgaridad de nuestra subvencionada “cultureta” fogueril, “semanasantera”, de “grandes eventos” y demás, mientras la verdadera cultura se muere de miseria en un rincón. Todavía no se sabe cuánto costó el viajecito del Papa ni, por lo que sé, se han reparado todas las deficiencias que provocaron el descarrilamiento del metro valenciano días antes de la visita pontificia. Me escandaliza la organización de inefables regatas y carreras de bólidos, mientras se cargan el Cabanyal, se hunde el conservatorio de danza “Pepe Espadero” de Alicante, los hospitales están cada vez peor y los niños estudian en barracones. Cuando el paro crece, los políticos del PP le echan la culpa al Gobierno, cuando el déficit crece también es cosa de la mala gestión de Zapatero, pero cuando los despilfarros nos atosigan y no hay dinero para las cosas verdaderamente importantes se ocultan las cifras y ya está. La actitud innoble, torticera, manipuladora, falsa y ocultista de la presunta corrupción de que hacen gala los mandamases de esta Comunidad Autónoma y de tantos de sus ayuntamientos escandaliza, al menos, a la gente que reúne unas cuantas virtudes imprescindibles: cierta inteligencia, la suficiente decencia y, sobre todo, vergüenza y dignidad.
Ya sabemos que no hay peor tonto que un trabajador de derechas. Pero es que hay gente que idolatra a los sinvergüenzas, porque en el fondo ven en ellos un modelo a seguir. Quisieran tener esa cara dura, esa amoralidad, esa prepotencia que los ha hecho ricos “por su propio esfuerzo” – yo diría que “por el esfuerzo de otros” - y ahí está el éxito de Berlusconi, al que muchos idiotas italianos envidian sus facultades de semental “de pago”; y ahí está el motivo por el que la corrupción hunde la carrera de los políticos de izquierda, mientras deja indemnes a los de derechas. Cuando unos cuantos carotas se aprovecharon del PSOE para forrarse en sus cargos políticos de la era de Felipe, les costó cárcel, finiquitó sus carreras políticas y llevó a su partido a la derrota electoral. Ahora, nuestra Comunidad huele a podrido, pero los políticos de la derecha siguen ganando en las encuestas. Y, claro, si uno es decente y está despierto, no puede soportar el tufo a mierda y hace planes para mudarse a vivir a un lugar más digno, si es que lo hay. Qué vergüenza.
Por eso se impone la regeneración de nuestra política. Y eso empieza por los ayuntamientos, sigue con las autonomías y acaba en el Estado. Urge reconquistar nuestro Ayuntamiento para el progresismo que siempre dignificó a esta ciudad, dos veces último refugio de la Libertad de España, ejemplo de ciudad democrática y liberal hasta que la debacle del felipismo nos trajo esta desgracia que hoy padecemos. Se impone también alejar de nuestro País Valenciano a gente tan funesta e impresentable como el no sé si iluminado, paranoico ciclotímico o maravilloso actor señor Camps, el impresentable Font de Mora con sus gracias y caprichos educativos, el empingorotado Riki Costa con sus extrañas idas y vueltas al y del ostracismo, como cabeza de turco mediática, “ma non troppo”, el Ripoll de “El que esté exento de pecado…” - ¿se ha visto alguna vez una confesión de culpabilidad más osada? – y demás ralea.
No podemos aguantar más, o al menos yo no puedo aguantar más. Esto se ha vuelto maloliente e insoportable. Se impone una regeneración política y ciudadana, precisamente ahora, en el peor momento para el PSOE, con su carga de errores tácticos, meteduras de pata y, sobre todo, su incapacidad para defenderse a mordiscos en las gónadas de sus falsarios competidores. La táctica de Zapatero estaba bien para los buenos tiempos. Era un buen chico que jamás devolvía una ofensa. Le llamaban “Bambi” y lo llevaba bien. Pero estos son tiempos de paro, hipotecas impagables, sangre, sudor y lágrimas. Así que basta ya de sonrisitas bienintencionadas, basta ya de renuncias ante la presión de los mercados, basta ya de silencios que los canallas entienden, o proclaman, como culpables. Gobierne usted, compañero ZP, para los trabajadores, denuncie y explique las verdaderas y poderosas razones de su cambio de política social, devuelva a las hienas de la derecha sus dentelladas… o dimita y váyase con la cabeza muy alta. Y una vez alejado del poder, escriba usted sus memorias y cuente toda la verdad, a ver si alguien acaba sonrojándose.
Porque España, por encima del País Valenciano, también necesita de una regeneración política. Hace falta que alguien con personalidad y carisma – ni Zapatero ni Rajoy lo tienen – tome las riendas y convoque a todas las fuerzas políticas, o al menos a aquellos de sus miembros que aún no han perdido la vergüenza, a una reforma profunda y efectiva de nuestras instituciones democráticas – o presuntamente democráticas - . Que se implante una nueva ley electoral verdaderamente proporcional, que no perjudique a las minorías, y con listas abiertas, para que se acabe de una vez la tiranía de los aparatos sobre los candidatos; que se hagan obligatorias las primarias y otras garantías de funcionamiento democrático interno de los partidos; que se solucione por fin el problema de la Justicia inoperante y politizada, la única pata del trípode de Montesquieu cuyos miembros no son elegidos libremente por el pueblo soberano; que se fortalezca el papel de los sindicatos y que se socialice el paro, acortando la jornada de trabajo en las empresas con dificultades, en lugar de los despidos en masa que se llevan por aquí; que los impuestos no hagan pagar siempre a los mismos las maniobras insolidarias de unos pocos; que se exija productividad y rigor a los funcionarios; que no nos manipulen más con las futuras penurias del sistema de pensiones - ¿por qué han de autofinanciarse en su totalidad, mientras otros estamentos del sistema viven exclusivamente del presupuesto? Por esta regla de tres habría que licenciar al Ejército, ya que no es capaz de autofinanciarse - ; que se organice un sistema federal en el que las competencias de los estados autonómicos estén definidas por la Constitución, no por el eterno regateo entre el Estado central y las Autonomías; y que de una vez se pregunte al pueblo cuál es el sistema político en el que quiere vivir; si quiere seguir con esta monarquía o quiere una república; y qué clase de república quiere, porque no todas son iguales.
Se impone la regeneración porque estamos en un callejón sin salida, en medio de una disputa estúpida entre dos partidos mayoritarios sin liderazgo ni programa definido, acosados por una crisis que genera un paro insoportable y dominados por los caprichos de esos que se denominan eufemísticamente “mercados”, pero que todos sabemos que tienen nombres y apellidos. Ahora o nunca, y sin aspavientos y, sobre todo, sin violencia. Hace falta un Gobierno capaz de recabar el consenso general, sólido, fuerte, democrático y valiente, a cuya sombra la gente decente de todos los partidos ponga la suerte del pueblo por encima de sus propias expectativas electorales y se afane en salir de este mal paso, de manera que los apuros presentes hayan servido al menos para regenerar nuestro papel ciudadano. Que los políticos honrados y consecuentes salgan de sus torres de marfil o de sus madrigueras, o que se vayan definitivamente, todos, a la mierda.
Pero, ojo, que nadie nos proponga un “salvador providencial de la Patria”, que de eso ya tuvimos y se llama fascismo. O lo hacemos entre todos o el remedio sería peor que la enfermedad. Y si no lo hacemos, por cobardía o por comodidad, tendremos que reconocer que “NO HAY NADA QUE HACER” y la verdadera Democracia se alejará de nosotros para siempre.
Si nuestros políticos no se deciden a encabezar ahora esta necesaria regeneración, que no nos pidan luego que sigamos jugando a esto de votar lo más útil, lo menos tonto, lo más bonito o lo que menos nos haga pensar. Porque para un triste viaje como éste no hacen falta alforjas.
Y que ningún pedante se atreva a decir que hoy ya estamos en una verdadera e inmejorable Democracia.
Si alguien se siente ofendido que me perdone, si quiere, o que se vaya a hacer puñetas.

Miguel Ángel Pérez Oca.

lunes, 11 de octubre de 2010

LAS FOTOS DE NOVELDA.







Bueno, después de pasar un fuerte resfriado con bronquitis del que no me he librado del todo, os puedo enseñar unas fotos correpondientes a la presentación de mi novela "LA CRUZ AUSENTE" en la magnífica Casa-Museo Modernista de Novelda, de Caja Mediterráneo. Quiero agradecer a la Asociación Cultural Alicante Vivo, a la Caja de Ahorros del Mediterráneo y al Excmo. Ayuntamiento de Novelda por su colaboración en dicho acto y la presencia en él de sus responsables. También quiero agradecer a mis presentadores: D. Mariano Beltrá, Alcalde de Novelda; D. Gregorio L. Piñero, estudioso de la Cruz de Caravaca; y a D. Mariano Sánchez Soler, escritor y periodista, por sus palabras y su amistad, que me honran.



Miguel Ángel Pérez Oca.
(Fotografías.- En la escalera de la Casa Modernista. Con D. Mariano Beltrá, Alcade de Novelda. Con Mariano Sánchez Soler y Gregorio L. Piñero)

domingo, 3 de octubre de 2010

HA NACIDO LA ASOCIACIÓN DE VETERANOS DE IFNI DEL LEVANTE ESPAÑOL


El pasado sábado, día 2, en el hotel Holliday Inn de la Playa de San Juan, nos reunimos más de 100 viejos "soldaditos" de Ifni, algunos de ellos sobrevivientes de la triste y oscura guerra de 1957-58, donde murieron unos trescientos españoles y un número indeterminado de marroquíes y que apenas mereció unas escuetas noticias en la prensa de entonces. La intención era presentar la Asociación de Veteranos de Ifni del Levante Español, con el fin de reivindicar un reconocimiento a aquellos que sufrimos la peor cara de la Dictadura en un servicio militar obligatorio que nos llevó a aquella que nos decían era la 51 Provincia Española y que unos años después, en 1969, se regaló al Rey de Marruecos sin más explicaciones por parte del Gobierno Franquista, abandonando a su suerte, sin niguna clase de referendum ni negociación, a los sufridos y leales nativos bahamaraníes, que se habían creído españoles hasta entonces.

Allí nos vimos todos, peinando canas la mayoría o luciendo calvicie, con las huellas del tiempo transcurrido en nuestros rostros y nuestras figuras, pero contentos de vernos de nuevo y de comer juntos después de una asamblea multitudinaria donde nuestro Presidente, Adolfo Cano, y nuestro Secretario, Juan Sánchez, nos pusieron al día de la marcha de la Asociación. La Junta Directiva había invitado a la comida a la Alcaldesa de Alicante, Dª sonia Castedo, quien nos dirigió un emotivo discurso. Después nos despedimos de los que habían venido de muy lejos: Canarias, Ribadeo, Zaragoza, Miranda del Ebro... y de diferentes puntos de las provincias de Alicante, Murcia, Albacete y Valencia, y nos fuimos a casa con el sabor agridulce de unos recuerdos que, aunque a menudo son demasiado duros para recrearnos en ellos, también corresponden a una etapa gloriosa y esperanzada de nuestra juventud.

Un abrazo muy fuerte, amigos veteranos.

Miguel Ángel Pérez Oca.