De joven me gustaba mucho y practicaba el montañismo. Una vez, en la mismísima cumbre del Puig Campana, justo sobre el estrecho mojón que marca su vértice geodésico, me sorprendió la inesperada presencia de una mierda seca. Alguien se había molestado en hacer equilibrios sobre la columna de ladrillos para dejar su deposición en el punto más alto y vertiginoso de la montaña de más de 1400 metros de altura. Así que estaba en la cumbre, aunque no dejaba de ser una mierda, me dije a la hora de valorar la hazaña del cagón. Porque, realmente, se puede ser una mierda y estar en la cumbre. De la misma manera que se puede ser un gran escritor y ser una mala persona. Se puede incluso ser un escritor mediocre y llegar a académico. Porque puede uno echarse a perder por culpa de las urgencias que imponen los contratos millonarios con las grandes editoriales y compensarlo con la obtención del título de académico gracias a las influencias de esas mismas editoriales. Lo que no se puede - perdón: no se debe -, es ser un imbécil engreído y soberbio y arremeter contra las personas decentes por mera diversión o ansias de notoriedad o, peor aún, por un calculado interés en la promoción y venta de los propios libros.
No es la primera vez que el desalmado Pérez Reverte arremete contra una persona honorable por mera ambición de notoriedad. Ya se metió con Borges, llamándole gilipollas, o con el pobre Paco Umbral, cuando ya estaba moribundo. ¡Qué valiente! Respecto a Borges dijo lo siguiente: "Me preguntaron por Borges y dije lo que siempre he dicho. Como autor mi admiración es sin límites pero como persona era muy malvado y snob". Y lo dice precisamente este mastuerzo del que ni siquiera se puede decir lo mismo. La última novela que le leí fue la "Carta Esférica", y se le notaba demasiado su sometimiento a las exigencias contractuales de su editorial. Al principio la novela resulta premiosa, desvaída y sin ritmo, nos cansa con los silencios y pausas de los personajes, porque, claro, hay que llegar a las 300 páginas contratadas, para después, cuando ya se ha cubierto la extensión pactada con el editor, terminar el relato en un pis pas, con un final absurdo y precipitado: La chica se va en un barco, dejando a los malos con un palmo de narices... ¡Como si los malos no pudieran comprarse un billete de avión y esperarla en su destino! Lamentable, por no decir patético.
En fin, creo que se me nota que estoy cabreado con este sujeto de marras. Su desprecio a las lágrimas del bueno del ministro Moratinos el día de su despedida es de una crueldad solo comparable con el trato que ya le dio a un Umbral a las puertas de la muerte. Sin embargo, curiosamente, tras mandar a la mierda a todo bicho viviente, todavía no le he leído una sola crítica, si quiera comedida y suave, contra la Academia a la que pertenece o contra alguno de sus miembros, entre los que, como en toda comunidad, algún gilipollas habrá, digo yo. En fin, que al inclemente martillo de presuntos idiotas, vendidos y desgraciados se le ve el plumero.
Al principio de leer los exabruptos de Pérez Reverte, que entonces me llegaban a través de Internet, creí que se trataba de escritos espurios, falsamente atribuidos a un escritor que entonces admiraba, con el fin de dar autoridad a argumentos de la extrema derecha. Pero con el tiempo tuve que admitir que aquellos vómitos de insultos barriobajeros y despropósitos fuera de lugar venían del autor de Alatriste. Como no me resignaba a pensar que es idiota, tuve que considerar que es tan solo una mala persona dispuesta a aumentar su notoriedad para vender más libros. Porque lo triste de todo esto es que sus gritos tabernarios consiguen realmente aumentar las ventas entre los tontos de turno. Es desolador comprobar algo así, pero es la realidad de esta sociedad consumista, frívola y maleducada que nos ha tocado vivir. Qué pena.
En fin, que después de tener que sufrir como este "eminente" académico se burla de las nobles lágrimas del pobre ex ministro, ya no me extraña que haya salvajes que se regodeen con las hazañas de los torturadores y asesinos yankis en Iraq, con los improperios de un machista sobre los "morritos" de la Pajín o con los sufrimientos del inocente bovino sacrificado en el coso. Si hay algo en el mundo que desprecie con toda mi alma es la crueldad, y Pérez Reverte es un indivíduo cruel y soberbio, o lo que es lo mismo: despreciable. Por muy buen escritor que fuera, que tampoco.
Así que pienso que debería modificar el título de este artículo. En lugar de llamarse "Pérez Reverte, una mierda en la cumbre" debería titularse: "PÉREZ REVERTE, UN MIERDA EN LA CUMBRE".
De hecho, las cumbres están llenas de mierdas.
Miguel Ángel Pérez Oca.