miércoles, 9 de marzo de 2011

SATORI


Hace muchos años viví un suceso excepcional que marcó mi vida para siempre. Hacía la "mili" en las colinas de Sidi Ifni, enmedio de la nada, rodeado de una soledad de tabaibas, chacales, polvo y reflexiones. Después, al regreso a la vida urbana, perdí mi tesoro. Ahora, cuando ya la madurez y la paz me rondan presiento el regreso del Satori. Y he escrito esta especie de poema que no sé si tendrá algún significado para vosotros. Para mí significa toda una razón para permanecer sobre la colina.
Es mi regalo para hoy.


SATORI

Era joven cuando el Satori me sorprendió sobre una colina africana,
bajo la Luna llena a la que cantaban los chacales.
Dejé de ser yo para ser el Universo
y por unos instantes mi piel, mi límite, estuvo más allá de las estrellas.
Tuve el valor de asumir que no soy nada.
Y lo fui Todo.
Pero era joven y tenía todo un mundo que conquistar, por imperativos biológicos.
Mi corazón estaba lleno de ansias, de ambiciones,
de instintos que satisfacer, de destinos que cumplir.
Y el Satori se fue, pero no me dijo:”Adiós”, sino “Hasta quién sabe cuando”.
Y su recuerdo, con solo ser una evocación irreproducible, me fue muy útil.
Tuvo que pasar toda una vida.
Y ahora, cuando ya no tengo nada que perder,
cuando todos los instintos fueron saciados y todos los destinos cumplidos,
siento que el Satori se acerca muy poquito a poco,
con los pasos quedos y medidos de lo que no puede ser forzado,
con la suavidad de lo que, en realidad, nunca se marchó,
sino que se quedó dormido en un rincón del pensamiento,
aletargado, en espera de su momento,
de su Ahora.
De él, entonces, había aprendido muchas cosas,
o una sola cosa, imprescindible y fundamental:
Que el Yo no existe,
que es solo la ilusión de un mono lingüista con ínfulas de filósofo,
de un cerebro muy limitado que intenta comprender el Universo,
o de un Universo que intenta comprenderse por medio de un cerebro muy limitado.
Pero no le cabe el Todo en sus circunvoluciones, ni Dios en la boca.
Y entonces, se inventa las palabras,
parcela la Realidad en pedazos caprichosos y les da nombres.
Es el lenguaje artificial el que crea las cosas.
Pero si lo meditas bien, comprendes que solo hay una cosa en el Mundo:
el Todo, único, indivisible, indefinible, eterno, siempre igual a sí mismo, Total.
LO QUE ES.
Y que todo lo demás son solo palabras.
Y entiendes que de todas esas palabras arbitrarias,
de todas esas palabras equívocas y perniciosas,
y sin embargo imprescindibles para sobrevivir como ser pensante,
la más absurda y falsa es, precisamente: “YO”
Porque es “YO” el que teme a la muerte,
el que entra en conflicto con el instinto de supervivencia,
el que se empeña en aferrarse al pasado, y en sobrevivir al tiempo.
Es esa palabra la que crea la ilusión de que existe un ego que viaja
a través de los instantes, a través de los presentes.
Y aborrece el último instante, el último presente.
Pero debería saber que lo importante no es tener que morir,
sino el lamentable estado de ánimo que provoca esa certeza
a un cerebro que no ha entendido nada,
que no sabe que la muerte no existe, que “estar muerto” es una frase sin sentido.
Porque “estar muerto” no es “estar”, ni muerto, ni vivo… ni nada.
Porque si no estás en un determinado momento del tiempo, ¿a qué te lamentas?
¿Acaso te duele no estar ahora en un determinado sitio del espacio?
¿Es que no sabes que cada instante, cada presente, es eterno?
Que el tiempo, según dicen los físicos, no es más
que otra dimensión de la Arquitectura Eterna,
del Universo Total, único, indivisible, que contiene tiempo y espacio,
como una sola cosa, de la misma forma como contiene materia y energía.
Todos los presentes son y están presentes, presentes para siempre,
o no serían presentes...
Enhorabuena, mono cobarde, porque no te vas a morir, nunca.
Que no se puede morir lo que nunca ha sido.
Y es que el Yo es como una ola que parece desplazarse sobre las aguas,
pero solo sube y baja alternativamente, comunicándose de molécula a molécula
algún impulso inicial que viene de más allá del horizonte
Ni una sola gota va de un sitio a otro, ni un solo Yo va de uno a otro instante.
¿Sabes? Creo, sinceramente, que deberías vivir el presente, cada presente,
con toda la fuerza de tu voluntad, pero sin aferrarte demasiado a él,
porque entonces lo conviertes en un recuerdo obsesivo,
que es como una herida de la memoria, sangrante en un presente posterior
que ya nada tiene que ver con éste sino con otra nueva y gloriosa realidad,
con otro nuevo y glorioso “Tú”.
Siéntete en comunión con el Todo y el amor llenará el Cosmos.
Ejerce tu complicidad con el Universo y verás cómo tus pies caminan
al son de la misma fuerza que mueve las estrellas y los átomos.
La armonía estará en ti, pero Tú ya no serás Tú, sino Todo,
Todo y Siempre.
Nuestra subjetividad no es más que una perspectiva del Cosmos,
pero una perspectiva no es una entidad, ¿Verdad?
Así que, ¿quién mira a través de nuestra ventana? ¿quién o Quién?
Ese es el único misterio que de verdad debería importarnos.
En cuanto a mí, sentado sobre una roca, a la orilla del mar, bajo el cielo estrellado,
o delante de mi ordenador, o mientras hablo de banalidades, o me distraigo con cosas fútiles, si te fijas bien, me verás esperar al Satori que me ha de liberar
de mis miedos, de mis alucinaciones, de la maldición de ser Yo mismo.
Y verás que lo espero sin prisas, sin angustias, porque es inútil forzarlo.
Lo vengo esperando desde hace muchos años,
desde que lo dejé irse, en mi juventud inevitablemente apasionada.
Y sé que cuando venga al fin,
la obra estará cumplida y la Paz ocupará todo el espacio y el tiempo.
Asumiré de una vez que la única diferencia entre un Buda y un hombre corriente
es que el primero sabe que él es Buda, mientras el otro lo ignora.
El secreto está en entender, y para eso, entre otras cosas,
hace falta tener sentido del humor.
Por eso, una vez entendida la gracia del Chiste Divino,
no me quedará que hacer otra cosa que reírme.
Como aquella vez. Como siempre.

Miguel Ángel Pérez Oca, todavía.
6-3-2011.

2 comentarios:

La despistada dijo...

Miguel,tu siempre estarás entre nosotros,y con esa palabrería, no te iras nunca.

un saludo.


La despistada.

vivita dijo...

NADA ..ES PARA SIEMPRE...( lo material)
O LA NADA...ESSSS PARA SIEMPRE....(EL ESPIRITU)....
Resumiendo...jajaja