viernes, 24 de junio de 2011

CARTA A UN QUINCEMAYISTA.






Hace unos días mandé una carta a un amigo quincemayista. Después pensé ponerla en este blog, pero primero he pedido la opinión de todos mis amigos. He recibido muchas y variadas respuestas, desde quienes me dan la razón, que afortunadamente para mi propia estima son bastantes, a los que disienten desde ángulos muy diferentes. Hay quien me dice que este movimiento es una maquinación de Rubalcaba y quien me afirma que se forjó en algún despacho de la derecha para perjudicar al PSOE en las últimas elecciones. Los quincemayistas y sus simpatizantes (en el fondo casi todos lo somos, aunque algunos, como yo, con ciertas reservas) me dicen que no he entendido nada y que ese movimiento no quiere integrarse en la política establecida sino presionar desde fuera para que la política realice la democracia real, ya. Algún amigo tacha al movimiento de burgués, alejado del proletariado y los sueños de la izquierda, y otros me dicen que es utópico, anarcoide y de extrema izquierda. Otros, más excépticos, me dicen que solo hay un problema real (para los quincemayistas), que es el paro de casi cinco millones de jóvenes. Que si esos parados encontrasen trabajo hoy, mañana el movimiento quincemayista desaparecería y sus integrantes se olvidarían de sus aspiraciones democráticas y regeneradoras. La verdad es que hay tantas opiniones como opinantes, lo que no me extraña en un fenómeno tan difuso, espontáneo y difícil de analizar; pero inevitable y quizá imprescindible en esta situación de crisis del capitalismo salvaje, con tan negras perspectivas, en cuyo seno, según Felipe González, ya se está cultivando la próxima y catastrófica crisis, quizá definitiva.
En fin, os pongo la carta para que la leáis con tranquilidad y, si queréis, me mandéis vuestras opiniones al blog, para compartirlas con todos y formarnos entre todos una opinión.
Ahí va:

Querido quincemayista:
Te admiro y te envidio. Admiro tu entusiasmo y envidio tu juventud; porque eres joven de edad o de corazón. Que se lo digan a ese joven de 96 años llamado José Luis Sampedro, inventor de la palabra que os definirá de ahora en adelante. Quiero que sepas que me gusta verte recorrer las calles o acampar en las plazas, pegando tus pintadas sobre un papel sujeto con celo, para no manchar las fachadas, barriendo el suelo de vuestros campamentos. Me gusta tu fervor asambleario y la forma que tienes de votar, agitando las manos. Me gusta que te guste Bob Dylan, Lluis Llach y Serrat. Me gusta que seáis muchos, cada día más. Y me gusta que les hayáis metido el miedo en el cuerpo a los políticos adocenados, los especuladores de la bolsa y los banqueros depredadores. Me gusta que los políticos corruptos que han ganado elecciones ya no se sientan absueltos por las urnas. Me gusta que ya haya alcaldes que estén rebajando el sueldo de los ediles y presidentes de autonomías que anuncien reformas en la ley electoral de sus comunidades, porque eso se debe a vuestra influencia. Me gusta que los agentes judiciales ya no consigan desahuciar a los estafados por los bancos. Me gusta que los voceros de las televisiones, periódicos y radios de la derecha tardofranquista os odien con toda su sucia alma.
Pero no me gusta que los políticos de izquierda y vosotros no hayáis entablado ya un diálogo constructivo; y no sé de quién es la culpa. No me gusta que no tengáis aún una cabeza visible, individual o colectiva, a quien dirigirse, a quien escuchar, elegida por todos vosotros con la más libre y garantista de las fórmulas democráticas que hayáis podido imaginar. No me gusta que no tengáis clara una ideología, porque el mundo se ve de distinta manera conforme a lo que se piense de él, y vosotros, en ese aspecto, no os queréis definir; aunque tened en cuenta que si no estáis conformes con la situación, sois de izquierdas, os defináis así o no. No me gusta que despreciéis a todos los partidos, a todos los políticos y a todos los sindicatos por igual; porque todos los políticos no son corruptos o incompetentes, que también los hay esforzados y trabajadores, y no se puede ni se debe condenar a un colectivo por el pecado de algunos de sus miembros; porque todos los partidos no representan a los mismos intereses; porque los sindicatos llevan luchando por los trabajadores desde hace décadas, y su falta de fuerza no se debe a su falta de voluntad si no a la escasa afiliación de un proletariado adormecido. Por cierto, antes de ser quincemayista, ¿estabas afiliado a algún sindicato? ¿Tenías una ideología concreta? ¿Votabas a la opción que te parecía más justa? Porque no sé si se tiene derecho a la indignación cuando antes no se ha trabajado para resolver las injusticias. No me gusta que nos miréis por encima del hombro a los que vivimos nuestra niñez y nuestra juventud bajo la bota franquista, luchamos por la democracia y ahora no entendemos vuestro desprecio a todo lo que nos costó tanto establecer. Recodad que Franco despreciaba a los políticos y a los partidos; y que los partidos, las cámaras y los políticos son imprescindibles para la Democracia. Espero que estaréis de acuerdo con que a la Democracia hay que limpiarla, no destruirla. Y me temo que queréis inventar la pólvora y la pólvora ya está inventada. Por eso no me gusta que no os hayáis decidido aún a intervenir en la vida política por los cauces legales, que, repito, tanto costó devolver al pueblo. ¿Por qué no fundáis ya un partido, elegís a una directiva, elaboráis un programa y os presentáis a las próximas elecciones para encabezar a la descabezada y despistada Izquierda que tanto os necesita? Eso sí sería una conducta consecuente que pondría freno a los abusos de los de siempre. Aunque os advierto: Habría que trabajar duro, organizarse, proponer alternativas realistas, no utopías que tan bien quedan al son de una canción de Dylan, pero que se quedan en sueños no realizados. Habría que arriesgarse a ganar y tener que gobernar y pringarse con las responsabilidades de la gestión, las tremendas presiones internacionales, la administración de los ahora escasos dineros públicos y todas esas cosas tan prosaicas y poco bonitas. La verdad es que en aquellas cosas que no nos gustan, ni a mi ni a ti, coincidimos plenamente: Como vosotros yo no quiero que haya paro, no quiero recortes sociales, no quiero que haya corruptos en el poder, no quiero que los políticos se duerman en los laureles y no quiero que los especuladores, banqueros y demás sanguijuelas del Capitalismo me roben más. En eso coincidimos, claro, pero también me gustaría coincidir con vosotros en la fórmula para acabar con todo esto. Y no os he oído todavía anunciar esa fórmula. He oído propuestas puntuales, más o menos realistas (embajadas con solo un embajador y un cónsul y huelgas generales prescindiendo de los sindicatos, no lo son, desde luego), a cuestiones puntuales, inspiraciones brillantes en alguna hermosa asamblea, pero no un verdadero Plan General debidamente razonado y estructurado. Por eso os insisto: ¿Cuál es vuestra alternativa? Y no me digáis, como ya he oído, que es hacer lo mismo que en Islandia, porque Islandia tiene menos habitantes que Alicante y en una aldea se puede hacer cualquier cosa. Decidme cuál es vuestra alternativa, qué solución proponéis, cuál es vuestra voluntad para el futuro. Caminad de una vez más allá de las manifestaciones, las pancartas ingeniosas, las acampadas, las asambleas libertarias y las canciones; y proponed ya vuestra Revolución, una Revolución Quincemayista que debe ser realizable, porque nos jugamos mucho, porque nos jugamos todo. El Mundo está al borde del cataclismo capitalista, y os necesita. No lo defraudéis.
No me digas nada, querido quincemayista. Piénsatelo y tómatelo muy en serio. Que si haces lo que debes me tendrás a tu lado dispuesto a darlo todo, te lo aseguro. Y como yo, muchos otros y otras que con gusto se dirían quincemayistas si pudieran saber qué es eso.
Un abrazo y suerte para todos nosotros.
Miguel Ángel Pérez Oca.

Como representativa de las muchas opiniones recibidas, quiero mostraros la de un político honesto, amigo mío por quien pongo la mano en el fuego, que siempre ha sido un ejemplo para mí y que me duele ver metido en el mismo saco quincemayista donde ellos meten a todos los políticos, los corruptos y los ejemplares, sin distinción de clases, sin ninguna excepción. Sus palabras hablan por sí solas.

“Pues si, Miguel, tienes razón. Si vieras los mensajes que he recibido, con insultos incluidos, sin ningún respeto. Qué duro es esto. Como sabes siempre me he dedicado a mi profesión y el tiempo libre lo dediqué a trabajar por mi pueblo como concejal, como independiente en la candidatura del PSOE; de hecho, llegué al Congreso como independiente y nadie me pidió que me afiliara, lo hice por coherencia. La verdad es que me resulta cansino contestarle a toda esta gente que nos insulta a todos por igual, también me da un poco de pudor explicarles que a mi me ha costado mucho esfuerzo todo en la vida, incluso estudiar me exigió trabajar para ayudarme a pagar los gastos de mis estudios...”
“SOY UN PRIVILEGIADO, ES VERDAD, TENGO EL PRIVILEGIO DE REPRESENTAR A MUCHOS ESPAÑOLES COMPROMETIDOS CON LOS VALORES DE LA SOLIDARIDAD, LA IGUALDAD Y SOBRE TODO LA LIBERTAD CUYA AUSENCIA TANTO Y DURANTE TANTOS AÑOS SUFRÍ.”



No todos los políticos son iguales de la misma manera que confío en que tampoco todos los quincemayistas lo sean. Los políticos honrados y los sindicalistas honrados son imprescindibles para la Democracia, y espero que los quincemayistas coherentes también lo vayan a ser muy pronto, si se deciden a ir más allá de las acampadas y las manifestaciones. ¿No os parece?

Miguel Ángel Pérez Oca.

1 comentario:

Miguel Ángel Pérez Oca dijo...

La revista NOTICIES SINDICALS de la Federación de Pensionistas y Jubilados de Comisiones Obreras del PV, a la que pertenezco, ha publicado esta carta al "querido quincemayista" en su número 93 del segundo trimestre de 2011, acompañada de una "Nota de la Redacción" aconsejando prudencia, por considerarlo prematuro, a la hora de dar consejos o adoptar posiciones críticas respecto al movimiento del 15-M, "incluso desde la simpatía, si realmente se quiere converger con algo tan prometedor como delicado". Y es que estos de la redacción se la cogen con papel de fumar. Yo, verdaderamente, no sé si quiero converger con los chicos del 15-M mientras no sepa realmente qué es lo que quieren y qué nos proponen para conseguirlo. Así que insisto en que es necesario, antes que nada para ellos mismos y su supervivencia, que se definan y, si lo creen oportuno, que participen en la política por medio de los cauces legales que tanto nos costó dar al pueblo tras la dictadura de aquel malhadado Franco que también despreciaba a los políticos, a los sindicatos y a los partidos (aunque seguramente por otras razones que las de los del 15M, quiero creer). En estas cosas, y después de todo lo que he vivido, no sé ser prudente ni me parece prematuro opinar lo que me dé la gana, que bastante tiempo tuve que callar con el "generalísimo".
Pues eso.
Miguel Ángel Pérez Oca.