domingo, 26 de junio de 2011

DE NUEVO EN LA TORRE DE MARFIL








La indignación ante la situación política en Extremadura me produjo una mala reacción emocional. Me acordé de acusaciones de andar por terrenos oscuros que me hizo quien sigue perteneciendo al partido de los que ahora prefieren dar su tierra a los señoritos de toda la vida antes que apoyar al hermano mayor, a quien odian (con razón o sin ella, que no lo sé ni me importa) hasta lo más profundo de su corazón, presuntamente izquierdista. También las frases de apoyo de tantos amigos para que saliera de la torre me movieron a escribir una carta a un querido amigo quincemayista, analizando, lo mejor que supe, las grandes virtudes del movimiento sorpresa de esta Primavera, pero también lo que yo estimo son defectos que ponen en peligro su efectividad y permanencia. Aunque, ¿qué quereis que os diga?, todavía el viento me trae las cenizas... etc.

Así que dejo mis afanes por el momento y me vuelvo a mi torre. No digo que no os escriba de vez en cuando, pero me apetece tomarme unas vacaciones ideológicas, dejar a un lado las sinsabores políticas y sociológicas, así como los desdenes de quienes no saben pensar con ecuanimidad, aquellos a los que quizá un corazón hipertrofiado axfisia a un cerebro excesivamente sumiso. Allá ellos, queridos fanáticos. Yo, desde luego, jamás abdicaré de mi condición de "homo sapiens" (con perdón) y no subordinaré mi mente a mis impulsos emocionales. Sería imperdonable.

Volveré por un tiempo a mis orígenes y dedicaré mi tiempo a la ciencia, a la que amo sobre todas las cosas. Como os decía hace poco, estoy leyendo libros muy interesantes acerca de la consciencia humana. Autores de gran prestigio, como Roger Penrose, John Searle, Francis Crick, Gerald Edelman, Daniel Dennett, David Chalmers y unos cuantos pensadores más, que sostienen pareceres tan dispares sobre el alma (llamémosla así), me están demostrando que el estudio de la mente está todavía en mantillas, como el furgón de cola de las ciencias actuales, porque hasta hace poco los prejuicios religiosos y filosóficos han estado moviendo a los estudiosos a considerar que estos temas no deben pertenecer a la ciencia positiva. Sabemos muy poco de la mente humana, y menos aún de su "usuario". ¿Qué soy yo? es la pregunta que ninguno de estos autores ha abordado todavía, que ninguno se ha atrevido a formularse. Es un tema alucinante, que debería ser el más importante de nuestra aventura intelectual, pero que ha sido silenciado a lo largo de la historia, sustituído por mitos y "teologías" interesadas. Y creo que me ha llegado el momento de pensar en él, no para resolverlo, evidentemente, puesto que no soy un especialista, pero sí para aclararme las ideas al respecto e imponerme una postura racional sobre ese tema capital.

Si llego a una conclusión que valga la pena, escribiré (o terminaré de escribir, puesto que ya estoy en ello) un ensayo que he titulado "¿QUIEN MIRA POR MI VENTANA?". A lo mejor lo publico o a lo mejor lo mando por Internet a quien se interese por el tema. Ya veremos.

De momento, que le den morcilla a los mezquinos, a los mediocres y los "ambiciosos" que se conforman con un puestecillo directivo del tipo que sea, político, empresarial, en este pozo de caca de la vaca que es el mundo miserable que nos ha tocado padecer.

Hasta pronto, amigos, no desfallezcáis ante los protagonistas de vía estrecha, que en este mundo el verdadero protagonista es el que piensa sin barreras, habla lo justo y actúa en consecuencia. Esa es la fórmula de la sabiduría.

Un beso.

Miguel Ángel Pérez Oca.


No hay comentarios: