martes, 16 de abril de 2013

LA CRIATURA VENIDA DEL ESPACIO-TIEMPO



En la Tertulia de la Bodega Adolfo nos habíamos puesto como "deberes" hacer un escrito sobre "El Espacio", y yo escribí lo que sigue, que espero os guste.
Por cierto, esta vez hemos tenido el gusto de compartir nuestra tertulia con Adolfo Celdrán, que espero siga acompañándonos en reuniones sucesivas.
¡BIEN VENIDO, ADOLFO, A LA BODEGA DE ADOLFO! (Valga la redundancia).

LA CRIATURA Y EL PSIQUETÓN.
Apareció ante mí de improviso. Al principio era solo una mota negra sobre la mesa, pero crecía por momentos, hasta llamar mi atención. Y enseguida se me mostró como un círculo oscuro, no sé si agujero o esfera; aunque quizá su forma estuviera fuera del alcance de mis conceptos espaciales. Dejé lo que estaba haciendo en el ordenador y giré mi silla hacia el recién aparecido objeto. La esfera –ahora era una esfera sin ningún género de dudas- se dividió verticalmente en dos, y de su interior surgió la Criatura. Mi cerebro, programado por milenios de evolución para apreciar cosas tridimensionales, era incapaz de asumir su figura. Sus movimientos, sus colores, su manera de comunicarse conmigo estaban, de algún modo, fuera del tiempo y, sobre todo, del espacio.
-Hola, ser humano – me dijo desde dentro de mi cráneo, directamente en conceptos que iban más allá de las palabras -, permíteme que me presente: Soy “!”.
No podría traduciros “!”. No hay transcripción posible en nuestra lengua.
Yo incliné mi cabeza a modo de saludo. Me temblaban las piernas.
-Te preguntarás qué hago aquí y por qué me pongo en contacto contigo. A veces
hay que dar algún empujoncito anónimo a las especies con mentes poco evolucionadas. Ya sabes: el Efecto Mariposa. Si tenéis suerte, tú le contarás este encuentro a alguien que pueda aprovechar la experiencia. Porque ahora, que habéis verificado la existencia de lo que llamáis Bosón de Higgs, es el momento… - y yo, desconcertado, afirmé con la cabeza – Deberíais haberlo bautizado como Materión, puesto que es la partícula responsable del campo que confiere masa a los fotones, creando la materia – me encogí de hombros, reconociendo mi ignorancia -. En fin, que ya va siendo hora de que comprendáis de una vez la Mecánica Cuántica… Todas esas paradojas que os vuelven locos tienen una explicación, bastante sencilla, por cierto. Pero, bueno, a lo que íbamos: ¿Por qué no investigáis más la consciencia? Ya sabéis la importancia que tiene el observador en muchos de los fenómenos cuánticos, pero ¿qué es el observador?
-Creo que nadie se atreve a pensar en eso – me limité a insinuar.
-Exactamente, nadie se atreve… La dichosa tanatofobia, ¿verdad? El miedo a la caducidad – y no sé como, me hizo un guiño desde su “rostro” indescriptible.
-Claro, así nunca descubriréis el Psiquetón.
-¿El Psiquetón? – pregunté. Yo no era un experto en Mecánica Cuántica, pero tampoco un desconocedor absoluto del tema. Y estaba seguro de que nunca había oído hablar de una partícula llamada Psiquetón. Claro, que si no había sido descubierta…
-Os está ocurriendo como a los antiguos y sus epiciclos. Volvéis a llamar Quintaesencia a lo que no sabéis qué es, o materia oscura, energía oscura, cuerdas, branas, simetrías gauge y demás elucubraciones. Os habéis perdido y yo he venido para decírtelo. Escucha: Si no miráis para dentro no avanzaréis. El estudio de la Cuántica ya ha llegado al límite de sus posibilidades objetivas. ¿Has oído hablar del Principio Antrópico? ¿Conoces la obra de Chalmers, Teilhard de Chardín, Giordano Bruno…? Después del Bosón de Higgs debéis buscar el Psiquetón, la partícula responsable de los campos de consciencia. Porque existencia y consciencia son la misma cosa; y el Universo será una sola mente al final de un tiempo cíclico en cuyas infinitas vueltas tienen lugar los azares cuánticos. ¿Conoces la teoría de los muchos universos de Everett? Al final de cada ciclo ocurre un Big Crunch, se alcanza el Punto Omega de Teilhard, cuando tus descendientes y los míos crearán al Dios que forjará el próximo universo. Aún no sabéis que el "por qué” y el “para qué” confluyen en el infinito…
Y fue entonces cuando me desmayé. Mi mente no había podido asimilar tanta novedad inconcebible y, sencillamente, me desmayé.
Cuando volví en mí, la Criatura ya se había ido. O quizá no había venido nunca.
Miguel Ángel Pérez Oca.

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