sábado, 29 de junio de 2013

UNA PLAZA PARA DON FRANKLIN ALBRICIAS.


Esta mañana he presenciado un acto que me ha llenado de orgullo. He visto juntos a masones, protestantes, gente de la izquierda y la derecha, rindiendo un merecido tributo de admiración a un viejo maestro alicantino que murió en el exilio, como tantas otras personas honradas, por culpa de la deleznable dictadura del general Franco. Me refiero a don Franklin Albricias Goetz, director de la Escuela Modelo de Alicante, pastor evangelista que llegaría a ser obispo en su destierro, destacado masón, concejal de Izquierda Republicana y presidente de nuestra Diputación  en los años 30, ateneísta, violoncelista, escritor, pionero fotbolístico fundador del Club Deportivo Albacete y, sobre todo, hombre de bien.
Don Franklin, al final de nuestra Guerra Civil, tuvo que marcharse de Alicante en el último barco que zarpó del puerto, el francés Maritime, en la madrugada del 29 de marzo de 1939. Desde entonces vivió en Francia y en Suiza, donde falleció añorando su tierra alicantina a la que no podía volver si no quería ser procesado bajo el peso de la absurda ley contra la Masonería y el Comunismo.
Pero esta mañana en que se ha inaugurado una plaza junto al Mercado de Babel, dedicada  a este ilustre alicantino, nuestra ciudad ha recuperado una parte muy importante de la dignidad perdida con la marcha de don Franklin y otros muchos; así como con la muerte de don Eliseo Gómez Serrano, director de la Escuela de Magisterio, que no quiso marcharse por suponer que no podían condenarle por delitos que no lo eran cuando presuntamente se cometieron, y fue fusilado; o como el doctor don Ángel Pascual Devesa, que permaneció en la cárcel hasta 1949 y salió para morir en 1950. Ambos eran correligionarios de don Franklin, republicanos sinceros y demócratas respetuosos, dignos y honestos, que no merecieron su suerte y que habían dado a los alicantinos de entonces todo su trabajo, sus desvelos y su ejemplo.
Me he sentido reconfortado al ver juntos a algún admirado y querido miembro de Izquierda Unida, al secretario local de UGT, a los masones de la logia Constante Alona, con sus bandas azules, entre los que me honro de tener algunos muy buenos amigos, al representante de las Iglesias Evangélicas de España, a varios concejales del Partido Popular encabezados por la Alcaldesa Sonia Castedo y a otros alicantinos amantes de su historia. He lamentado, sin embargo, no ver allí a alguna representación oficial del PSOE ni de la Comisión Cívica para la recuperación de la Memoria Histórica. Una vez más parece que la política está por encima de nuestros muertos.
Me he emocionado cuando la alcaldesa ha pronunciado un discurso cuyo contenido no es habitual en los miembros de su partido; aunque no hubiera sido extraño en cualquier mandatario de las otras derechas europeas, por lo visto más civilizadas; y me ha admirado escuchar el Himno de Riego, tocado a dulzaina y tamboril, ante la actitud respetuosa de nuestros ediles. Es esta actitud ecuánime y tolerante la que dignifica a los políticos, independientemente de su color.
Muy bien por ellos, al menos en esta ocasión, que lo cortés no quita lo valiente. También me hubiera gustado ver por aquí a los que el otro día abucheaban a un concejal del PP por atreverse a apoyar la colocación de un memorial a los muertos del 25 de mayo. ¿También se habrían atrevido a silbar el discurso de la Alcaldesa? Por otro lado me pregunto por qué no silbaron ese bochornoso día al representante del PSOE, dado que este partido, que gobernó Alicante durante tantos años, no hizo entonces nada por la Memoria Histórica. Pero, claro, para defender la Memoria hay que tener memoria. Todo esto me hace reflexionar sobre el saber estar de unos y otros y sobre lo fácil que resulta perder los papeles cuando uno se cree único depositario de la verdad.
Hoy sí, a diferencia de los muertos del 25 de mayo, hoy don Franklin Albricias hubiera estado satisfecho de nosotros, los alicantinos de bien. 
A lo mejor es que, poco a poco, vamos entrando en razón. Que Alicante siempre fue ejemplo de amor a la libertad, y la libertad no sobrevive si no hay respeto.
Felicidades, Alicante.
Miguel Ángel Pérez Oca.

domingo, 23 de junio de 2013

¡VUELVEN LAS HOGUERAS DE MADERA! ¡TORNEN LES FOGUERES DE FUSTA!


Este año me he llevado una buena alegría en las fiestas de "Les Fogueres de Sant Joan". ¡He visto dos monumentos fogueriles (me resisto a llamarlos hogueras cuando aún no están ardiendo) hechos de madera, de auténtica y ecológica madera, en lugar de corcho sintético y demás productos derivados de los hidrocarburos y otros venenos.

Estas hogueras arderán como Dios manda, con sus llamas bien visibles de tonos rojos, amarillos y blancos, con sus humos blancos y ligeros, con sus pavesas breves y efímeras... como Dios manda. Y no como esas que en apariencia son monumentos impresionantes y multicolores en equilibrios asombrosos, pero que después arden con humos negros y malolientes, contaminantes, perjudiciales para la salud, y tan opacos y espesos que ocultan las llamas; sus pavesas son grandes, persistentes y peligrosas, como el Napalm, propicias a fomentar incendios y quemaduras.

Hay que desterrar de nuestras fiestas unas cuantas cosas, precisamente para hacerlas más  hermosas y atractivas. Hay que prohibir los plásticos en sus materiales, hay que ordenar los ruidos de las barracas y hay que vigilar que el tráfico de vehículos de emergencias - ambulancias, policía y bomberos - esté asegurado.

No concibo a nadie más tonto o menos civilizado que el directivo de una barraca al que no le guste hablar con sus amigos mientras cena en el recinto, con música, sí, pero controlada en su volumen, de modo que permita la conversación y, sobre todo, no fastidie el sueño de los vecinos ancianos, niños y trabajadores que necesitan dormir bien. Que 30.000 festeros no tienen derecho a amargar la vida de 340.000 vecinos... ¿Queda claro? Pues eso.

Y en cuanto a los materiales, como ya he dicho, debemos devolver a la fiesta la belleza de la Cremá, y su salubridad.

Yo propongo a las autoridades municipales que instituyan un PREMIO A LA FOGUERA QUE ARDA MEJOR, la que luzca las llamas más vistosas, el humo más blanco y la estructura que se derrumbe más espectacularmente. Ello contribuiría al regreso de los materiales nobles en la construcción de hogueras.

Porque si vamos a las malas, un buen equipo de abogados y vecinos indignados podría hacer mucha pupa a ciertos festeros cerriles y al propio Ayuntamiento exigiendo el estricto cumplimiento de la legalidad vigente. Solo eso.

Y antes he dicho que me he llevado una gran alegría, porque los componentes del Jurado para los Premios a las Hogueras han concedido el 1º Premio a la del distrito Foguerer-Carolinas, confeccionada enteramente de madera que, además, queda a la vista, desnuda, para que la gente pueda apreciarlo. Y el 1º de Fogueres Innovadores a la titulada "El bosque de la memoria", de Rubén Bodewig, en el distrito de Pla del Bon Repós- La Goteta, igualmente de madera a la vista, en forma de árbol en el que se pueden colgar nuestros deseos escritos en hojas verdes de papel reciclado. 

¡Bravo por los constructores, por los directivos de las comisiones que han sabido ver el mérito y por los jurados que han sabido premiarlo!

A ver si cunde el ejemplo.

Miguel Ángel Pérez Oca.

PD.- Las fotografías de las dos hogueras que adjunto pertenecen a dos blogs amigos: "Lo que ven mis ojos" (aasomoreno.blogspot.com.es) de mi yerno Toni Moreno y a "Hoy no sé ni quién soy" (eliasgomis.blogspot.com.es) de mi amigo Elias Gomis.

sábado, 15 de junio de 2013

EL EGOÍSMO Y EL ALTRUÍSMO COMO EXPRESIONES POLÍTICAS.



Todos tenemos en nuestra personalidad actitudes egoístas y altruístas. Se trata de instintos fruto de la selección natural para garantizar la supervivencia. Hay instintos centrípetos cuya función es la de garantizar nuestra supervivencia individual, e instintos centrífugos dirigidos a la perpetuación de la especie. Ninguno de nosotros es absolutamente egoísta ni totalmente altruísta. Un egoísta absoluto sería un psicópata y un altruista total sería un santo. Ninguno de los dos tendría asegurada su integridad, dado que en el primer caso la sociedad trataría de capturarlo y separarlo de todo contacto humano; y en el segundo, sería el altruísta absoluto quien se sacrificaría por los demás hasta la extenuación, o caería víctima de los egoístas que se cruzasen en su camino. Como ya decía Aristóteles, la virtud está en el medio.
Dada la creciente mala fama de las formaciones políticas, tan dadas a mixtificar sus mensajes originales, a falsear sus ansias de poder en nombre de supuestos grandes ideales, a petrificar y anquilosar sus mensajes fundacionales y proceder de manera egoísta a pesar de sus promesas y proclamas altruístas, últimamente la calificación de Izquierdas y Derechas, en cuanto a partidos políticos, ya no nos dice gran cosa. Prefiero mantener una especie de revolución permanente, en el sentido Trotskista, vigilando en todo momento el proceder de los partidos, para ver si se aproximan o alejan del altruísmo.
Porque la política, como ocupación de lo colectivo, tiene la obligación de ser altruísta y de vigilar por el bien común. Y ese es el pecado que yo atribuyo a las derechas: que se ocupan de los intereses de una minoría egoísta, y no del total de la población.
Y por eso considero que los racismos, las teocracias y los nacionalismos pertenecen a la misma clase de egoísmos colectivos.
Yo definiría a la derecha como defensora del individualismo, de lo privado, de lo EGOÍSTA. Y a la izquierda como garante de lo colectivo, lo público, lo ALTRUÍSTA. Creo que éste es el criterio más fidedigno para calificar una actitud política. Para mí, alguien que pretende con su esfuerzo amasar una gran fortuna con la que asegurar su porvenir y el de sus hijos, es un egoísta de derechas. Mientras que otro que, con sus sacrificios, intenta construir un Estado que asegure el porvenir, la calidad de vida y la seguridad de todos por igual es un altruísta de izquierdas.
Si la cosa es muy sencilla: En este mundo injusto, violento y desagradable solo puede ser conservador el que se cree favorecido por encima de los demás. Y el que quiere el cambio a mejor, una mayor justicia y bienestar para todos por igual, es el que no se sentirá conforme mientras sus sentimientos altruístas no estén satisfechos.
Esta es, según mi criterio, la perfecta definición de Derecha e Izquierda en su sentido político. Que no os engañen los que se califican de izquierda pero se comportan como la derecha. Es el fiel de la balanza el que nos indicará hacia qué lado se inclina, hacia el EGOÍSMO o hacia el ALTRUÍSMO su comportamiento.
Así que si sabemos lo que nos conviene, incluso por egoísmo, tendremos que confiar el gobierno de nuestra comunidad a una formación política cuyo comportamiento, por encima de consignas grandilocuentes, sea verdaderamente ALTRUÍSTA. 
ESTÁ MUY CLARO.

Miguel Ángel Pérez Oca.

jueves, 13 de junio de 2013

ÁFRICA, ÁFRICA.

 Ella les da su trabajo y sus conocimientos, y recibe de ellos la satisfacción y la sonrisa. ¿Quién gana más?
 Mis amigos médicos en África. ¡Sois grandes!
 ¿Hay algo más valioso que la sonrisa de un niño?

Hay que ayudarlos, por lo menos para que nos sintamos menos culpables.

El pasado lunes tuvimos reunión de la Tertulia Literaria de la Bodega Adolfo. El tema sobre el que escribir era "África", seguramente motivado por el regreso de nuestros amigos médicos de su anual viaje a Togo, donde se dedican al sano deporte de salvar vidas humanas o hacerlas más llevaderas en un quirófano que allí han instalado con la ayuda de los muchos amigos que tienen en este continente de nuevos ricos, asustados por una crisis que ya la quisieran los negritos tullidos, quemados o con labio leporino para los mejores tiempos de abundancia. Han hecho también un pozo del que mana abundante agua y que ahorrará a las amas de casa togueñas (¿se dice así?) de andar un montón de kilómetros para traer sobre la cabeza un cacharro con agua para beber y poco más. Cuentan con la ayuda de varios religiosos y religiosas de los de la Iglesia de verdad, de esos que se creen el Evangelio y lo practican, alejados de toda tantación burocrática o teológica de las que se practican por estos lares y por la sede central vaticana, que como todo centro de poder no sabe hacer otra cosa que mirarse el ombligo. Cada día estoy más convencido de que la dignidad consiste sencillamente en ser uno quien es; en hacer lo que creemos y creer en lo que hacemos. Y que lo demás son pamplinas. Luego, si tengo tiempo, os escribiré un artículo sobre el Altruismo y el Egoísmo como actitudes políticas. Ahora os pongo este cuento sobre África y dos inmigrantes clandestinos llamados María y José. Ya ha salido en este Blog hace algún tiempo; pero esta es una versión más corta, adaptada a las exigencias de la Tertulia: una sola página a tamaño 12 y espacio sencillo. Vale:



MARÍA Y JOSÉ VINIERON DE ÁFRICA.
María y José llegaron a Tenerife en un cayuco. Varios de sus compañeros de viaje habían muerto de sed y de frío cuando la lancha de la Guardia Civil les echó un cabo para remolcarlos a la costa.
-¿Tú crees que encontraremos refugio en esas tierras? - preguntaba María a su esposo, angustiada por su situación. Estaba embarazada, de hecho, a punto de dar a luz, y no sabía lo que les esperaba, sobre todo a su hijito, que ya pugnaba por salir al mundo. Habían sobrevivido de milagro, después de una espantosa marcha por el desierto y una travesía en cayuco desde Senegal, sobre las olas agitadas por un viento traidor que se había empeñado en alejar de su destino a aquella frágil embarcación, pintarrajeada con ídolos africanos que se suponía deberían haberlos amparado.
María y José venían huyendo de la miseria y de la tiranía. Su país era uno de esos cuyo nombre, en lenguaje nativo, no nos dice nada a los que en la escuela nos aprendimos las naciones africanas por su denominación colonial. Y como en otros países del entorno, allí también el poder político, cruel y corrupto, era ostentado por un sangriento dictador, Herodes Mandanga, al que no le preocupaba lo más mínimo matar inocentes, siempre que no fueran de su propia tribu.
Al llegar a puerto, les sorprendió la limpieza que reinaba por todas partes, desde los edificios a la ropa de la gente que los recibió, dándoles mantas y bebidas calientes. Los llevaron en ambulancias a un hospital, donde se ocuparon de las quemaduras, deshidrataciones e hipotermias que sufrían muchos de los viajeros, y, sobre todo, de María y de otra chica embarazada que también viajaba con ellos. Angelita, la trabajadora social de la ONG que los atendía, acompañó a María a dar a luz cuando, pocas horas después de la arribada, se puso de parto, y se asombraba de que no se quejase, como por lo visto hacen las mujeres blancas de Europa cuando paren.
El niño era precioso y Angelita les preguntó qué nombre querían ponerle. Ellos, como no conocían los nombres usuales en Europa, se encogieron de hombros, y Angelita decidió por los dos.
-Lo llamaremos Jesús.
A los pocos días llegaron al centro de acogida unos hombres muy distinguidos, de los que José no sabía si pensar que eran reyes o magos poderosos; porque traían regalos para todos.
-Son políticos - les dijo, con gesto desdeñoso, un refugiado guineano que llevaba retenido allí varios meses, sin poder salir de las islas camino de la Península.
Melchor García, del P. S. O. E., Gaspar del Castillo, del P. P., y Baltasar Peraza, de Coalición Canaria, les entregaron sus obsequios: un reloj dorado para José, un frasco de perfume para María y un bonito oso de peluche para Jesús.
- No os fiéis de esta gente – les advirtió el veterano refugiado -, que los blancos sólo son buenos y generosos en Navidad.
-¿Qué es Navidad? – preguntó José a Angelita.
-Es cuando celebramos el nacimiento del Niño Jesús.
-¿Ves, María, como esta gente es buena? - exclamó José - ¡Están todos celebrando el nacimiento de nuestro hijo!
Y se imaginó al niño creciendo en aquella tierra y estudiando en la Gran Escuela de los blancos. Cuando fuera un hombre, Jesús volvería a África para guiar a su pueblo y darle cultura y libertad. Entonces sería derrocado el tirano Herodes Mandanga…
¿Era ese el destino glorioso de Jesús? José y María estaban seguros de ello. Pero los europeos, que somos muy escépticos porque tenemos una historia vieja, llena de traiciones, injusticias y fracasos, sabemos por experiencia que algún tiempo después de la Navidad viene siempre la Semana Santa.
                                                                                                Miguel Ángel Pérez Oca.