viernes, 6 de diciembre de 2013

INVICTO MANDELA.




POEMA “INVICTUS”, DE WILLIAM ERNEST HENLEY, ESCRITO EN 1875, QUE NELSON MANDELA GUARDABA Y LEYÓ MUCHAS VECES EN SUS LARGOS AÑOS DE PRISIÓN.


En la noche que me envuelve,
negra, como un pozo insondable,
doy gracias al Dios que fuere
por mi alma inconquistable.
En las garras de las circunstancias
no he gemido, ni llorado.
Ante las puñaladas del azar,
si bien he sangrado,
jamás me he postrado.
Más allá de este lugar de ira y llantos
acecha la oscuridad con su horror.
No obstante, la amenaza de los años
me halla, y me hallará, sin temor.
Ya no importa cuan recto haya sido el camino,
ni cuantos castigos lleve a la espalda:
Soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma.

Los mezquinos y los mediocres no pudieron con él. Él fue uno de los pocos seres humanos que redimió al siglo XX de sus monstruosidades. Un siglo maldito lleno de monstruos como Hitler, Mussolini, Stalin, Franco, Pol Pot, Truman, el doctor Menguele y demás seres abominables; pero que también nos dio personas capaces de redimirlo: como Gandhi, Martin Luther King, Charlie Chaplin, Einstein, el doctor Fleming y Juan XXIII. "Madiva" Nelson Mandela fue el más grande de todos, el más ejemplar, el que se ha ido sin dejar de ser invicto, vencedor de los necios y los malvados; y ahora que nos deja, no se va, porque nos queda su ejemplo de revolucionario pacifista y reconciliador, superador de sectarismos y venganzas inútiles. Y eso, en este tiempo de mezquinos y sectarios no deja de ser un consuelo, un reconocimiento de que la grandeza es posible entre los humanos, los desacreditados humanos de estos tiempos de infamia.
¡NO TE HAS IDO, MANDELA, PUES NOS HAS DEJADO TU EJEMPLO!

Miguel Ángel Pérez Oca.




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