miércoles, 8 de octubre de 2014

BIEN VENIDA, IZQUIERDA REAL.



En estos momentos aciagos, como siempre que las cosas se ponen a peor, renace una vieja esperanza, la que surgió en un pasado ya remoto con aquel Frente Popular de la República. Es la opción de los perjudicados por la rapiña de los ricos y los ejecutivos del capitalismo insaciable; los que se ven en peligro de perder la pensión, el trabajo, el derecho a la sanidad universal, la educación, la justicia y, en definitiva, la condición de ciudadanos en una sociedad justa y equitativa... o que la han perdido ya. Cada vez que los depredadores, los psicópatas del poder, los que se creen superiores, los cerebritos de la economía inhumana, perciben que el pueblo está obteniendo demasiadas ventajas del sistema neo esclavista, mal llamado liberal, provocan una crisis o una guerra. Y como ahora las guerras con previa comida patriótica de coco, ya no cuelan, pues solo les queda la crisis y las guerras más o menos lejanas en zonas donde los fanáticos religiosos todavía creen en las cruzadas y el martirio recompensado con paraísos sobrenaturales que tan baratos les salen a sus administradores. A nosotros, en esta Europa de los bancos, nos ha tocado sufrir el latrocinio de estos mamarrachos indecentes que, no contentos con robar legalmente, se creían impunes y robaban ya fuera incluso de las leyes que ellos mismos habían establecido en su provecho. Ellos van apretando la tuerca, a ver hasta dónde aguantamos; porque no nos pueden estrangular del todo, por varias razones: Porque nos necesitan para trabajar, porque sin pobres ellos no podrían presumir de ricos, y porque en este sistema les hacen falta también los consumidores. Cuentan con seguir engañando al personal, en busca del "pobre de derechas" - el ser más tonto del Universo -, que los siga votando per in saecula saeculorum. Pero la basca se ha espabilado y el chollo, si nos ponemos a ello, se les va a acabar. Aunque para eso hace falta esfuerzo, coordinación y renuncias a los personalismos y a las "identidades partidarias" que siempre han dividido a la izquierda.
Esta vez, los mamarrachos de la corbata han ido demasiado lejos y la criada les va a salir respondona; que ya iba siendo hora.
Hay una oleada de clamor en las bases. Se pide la confluencia y se pide a base de aplausos y entusiasmo. Como le aplaudieron ayer a Garzón en su intervención en la sede de Comisiones Obreras. Un viejo comunista se lamentaba de que el PC había tenido que integrarse en Izquierda Unida y ahora parecía que había que ir a "no se sabe donde" y que esto les haría "perder la identidad". Garzón le respondió que la identidad reside en lo que hacemos y lo que pensamos, no en los nombres que adoptamos o en las parafernalias, símbolos y ceremonias; y que si todos los que queremos lo mismo, es decir, defender al pueblo de los abusos de los poderosos, nos unimos en una confluencia de IZQUIERDA REAL, que puede llamarse "Guanyem", "Marea Atlántica", o lo que sea, y que englobe a toda la gente que, desde Podemos, IU, Compromis, etc. está despertando a esa necesitad de unión ineludible, podemos tener esperanza, podemos tener una oportunidad histórica que no debemos despreciar por amor a unas siglas o a unos líderes indiscutibles. La ovación fue cerrada y entusiasta. Al menos, los presentes lo habían en tendido, incluso el viejo luchador del PC.
Y esa es la cuestión. Según las encuestas, el espectro político se define ya en tres sectores muy igualados: Alrededor del 30% votaría hoy al PP, otro 30% al PSOE, y el resto se repartiría entre las distintas opciones de IZQUIERDA REAL, que deberían unirse, pasando por encima de personalismos, siglas y añoranzas. La derecha (PP), el centro (PSOE) y la izquierda (?) están servidas. Así que a ver qué votamos. Como dijo hace poco un líder de Podemos: "El PSOE tendrá que elegir entre darle el poder a Rajoy o a nosotros".
¡Qué momento, Dios! 
Y el tren se va a parar muy poco tiempo en nuestra estación. Así que el que no suba hoy, renunciando a partidismos, sectarismos y demás zarandajas de las que siempre han perdido a la Izquierda, que después no se lamente de lo que pudo haber sido y no fue.
Diría yo.
Miguel Ángel Pérez Oca.

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