viernes, 10 de octubre de 2014

LOS PREPOTENTES.


            Se creen humanos, pero no lo son del todo. En realidad son solo caricaturas de seres humanos, que delatan su condición al mostrarse desprovistos de todo rastro de solidaridad humana. Así que no deberían quejarse de que no los consideremos homo sapiens auténticos, dado que no se integran honradamente en la especie. Se creen hombres – o mujeres en algunos casos, afortunadamente pocos -, pero en realidad son una especie de mutantes que durante toda la evolución humana han intentado, y a menudo conseguido, fagocitar y parasitar a sus presuntos semejantes y víctimas. Suelen escalar los más eminentes puestos sociales. Inventaron, primero, el esclavismo y después el capitalismo, con todas sus parafernalias y sus ceremonias y prejuicios justificantes de tanto abuso y tanta injusticia. Proclamaron que algunas palabras debían escribirse con mayúscula: Dios, Patria, Honor, Majestad, Eminencia, Excelencia, Señor Presidente, Gloria, Bandera, etcétera. Se hicieron con el poder, valiéndose de artimañas, como crar el dinero o proclamarse gobernantes por la Gracia de Dios. Ahora están todavía en la cumbre y constituyen una casta donde medran los políticos, los banqueros, los líderes religiosos, los falsos artistas, los patrones de la cultura… Para acceder al poder o a la notoriedad hay que pertenecer a la Casta, hay que “estar en el ajo”. Forman parte de los consejos de administración, de los jurados y tribunales de muchos premios amañados, de los parlamentos y gobiernos, de las conferencias episcopales. Están en las alturas pero, en su afán de dominar el tiempo y el espacio, se han empeñado en lucrarse del comercio de una tecnología que ha puesto en manos del pueblo un poder insólito, el poder de la información, el poder del conocer. Han convertido en su imprudencia al mundo en una aldea global, y las comunicaciones instantáneas han abierto los oídos de la gente verdadera. Ahora ya no pueden impunemente acusar de culpable al maquinista de una locomotora averiada por la negligencia del jefazo de turno. Ahora, cuando un prepotente, devenido en Gran Jefe de la Sanidad Privatizable, tiene la desfachatez de acusar a una heroica enfermera de ser la culpable de haberse contagiado de un enfermo de Ébola repatriado, por el que ha arriesgado su vida, todos se indignan y le ven al prepotente su perfil porcino insoportable. Ahora ya no vale que los poderosos se corrompan impunemente. Y ahora parece que ha llegado de verdad la rebelión de las masas y las bases, de los verdaderos homo sapiens que aspiran a la justicia y a la equidad. Ellos todavía están en la cumbre, pero las rocas se estremecen ante los embates de la raza humana que reclama la verdadera democracia. Los prepotentes están sentenciados. Pronto serán reducidos y condenados, a su pesar, a ser gente corriente, como todos los demás. Ya no podrán seguir robando, ni utilizando tarjetas negras sin límite de gastos. Ya no podrán explotarnos y arruinarnos en nombre de la Patria o de los sacrosantos Mercados. Ya no hincharán el pecho junto al cadáver de un inocente elefante de África, donde los nativos se mueren de miseria y enfermedades. Se les caerán del nombre los atributos de Muy Honorable, Excelencia, Señor, Eminencia... y tendrán que andar por la calle, como todos nosotros, cediendo el paso a quienes van por su camino. Qué triste, el destino de los prepotentes, ¿verdad? Porque es muy duro haber pertenecido a la clase de los privilegiados y tenerse que conformar con ser como todo el mundo. Es cuestión de demostrarles, y demostrarnos, que podemos obligarlos a bajarse de su pedestal inventado. Ni siquiera necesitamos mancharnos las manos ni la conciencia con su sangre, como ellos harían con nosotros si pudieran; como ellos han hecho ya tantas veces. Nosotros sabemos ya lo que tenemos que hacer, y si sabemos, podemos. 

Miguel Ángel Pérez Oca.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Estos personajes solo son la punta del iceberg. Son los "paganos" bien pagados de turno, los payasos de las bofetadas con Jaguar en el garaje que se rien de nosotros, las caras visibles de una casta de la que forman parte y de la que se sirven y a la que sirven. Siempre he pensado que estamos en una democracia de chichinabo, en una monarquia bananera. Por motivos laborales he estado años entrando en Comisaria y viendo los legajos de las denuncias contra determinados personajes de esta ciudad. ¿Por que la Justicia es tan lenta? Ya hemos leído lo que dice la policía sobre la financiación del PP y desde cuando funcionaba. Es decir, desde cuando el PP del Pais Valenciano actuaba ilegalmente. Es decir, como ha amañado los resultados mediante financiación ilegal. Si esto es así, ¿son ilegales los resultados de estas consultas populares?Como han sobrepasado el límite de los gastos electorales y no somos nosotros los únicos que conocemos a gente que "llegó" al PP con promesas.... Y yo me pregunto: ¿por que solo se ilegaliza a Herri Batasuna?.

Eusebiet hastaelscollons.

Miguel Ángel Pérez Oca dijo...

Bueno, no es lo mismo asesinar y colaborar con terroristas asesinos que robar o financiar ilegalmente campañas electorales, haciendo trampa y forzando los resultados. Aunque, desde luego, ambas cosas son ilegales y merecerían una sanción de la Justicia.
De todos modos, todos ellos recibirán el castigo de las urnas. porque de lo contrario tendríamos lo que nos mereceríamos.

Anónimo dijo...

Hay muchas formas de matar, no solo con el tiro en la nuca o la bomba de los etarras. ¿Era vivir el tiempo de la dictadura del asesino bajito? No. Tampoco es vida el pender del capricho de un especulador amiguete del alcalde de turno puesto con una campaña ilegal. En China, país abominable en muchos aspectos hacen pagar mas caro el fraude al pueblo que el delito de robo. No pido que se hagan trasplantes con los órganos de los miserables trapicheadores. No serian bien recibidos estos órganos. No son de calidad humana. Solo pido que haya una justicia de verdad y rápida. Por que a este paso alguno que otro se va a morir en la cama sin haber pasado por la cárcel.

Eusebiet el perjudicado.

Miguel Ángel Pérez Oca dijo...

En eso estamos completamente de acuerdo.