sábado, 21 de mayo de 2016

¡NUNCA MÁS EL TORO DE LA VEGA!



Tordesillas puede volver a ser un pueblo digno. No tiene más que aceptar el decreto de sus autoridades autonómicas y reconocer que el espectáculo que ofrecían todos los años y que se había extendido, con el escándalo correspondiente, a todo el Mundo, era una salvajada que debería sonrojar a todos los tordesillanos. Enhrabuena, Tordesllas, ahora solo os falta recriminar a los salvajes que pretenden defender una tradición tan vergonzosa como el circo romano o el lanzamiento de cabras desde los campanarios. Pero, ojo, que la cosa no termina aquí. Este no es el momento para buscar subterfugios, que si el decreto dice que no se matarán animales en público para diversión de la gente, no vale dejar al pobre animal malherido y matarlo luego en un lugar escondido. También hay que ver cuantos toros de la vega hay por ahí, cuantos espectáculos cruentos en fiestas populares acaban con la muerte, tras la tortura, del animal protagonista. Sin ir más lejos, lo que hace falta es una ley que prohiba la muerte como espectáculo, incluidas las corridas de toros. No niego que la Tauromaquia sea un arte; también lo serían la esgrima y las artes marciales de los gladiadores, pero por encima de apreciaciones artísticas está la sensibilidad hacia nuestros hermanos biológicos, que también sufren miedo y dolor. Ya va siendo hora de que en este siglo despertemos nuestra conciencia y rechacemos aquellas prácticas que en otras épocas se consideraron honorables, pero que ahora nos parecen, a la mayoría de la gente culta y sensible, lamentables actos de crueldad innecesaria.
Lo dicho; Enhorabuena, Tordesillas. Ahora ya puedo visitar como turista esa entrañable población castellana si que tenga que ocultar sentimientos de repugnancia.

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