martes, 30 de mayo de 2017

EN LA FERIA DEL LIBRO DE MADRID.

El pasado día 28 estuve firmando mi libro "El silencio de las estrellas", ganador del I Premio de Novela de Ciencia Ficción "Ciudad del Conocimiento" en la caseta de la Editorial Premium. Os pongo unas fotos.
 Firmando.
Con Jesús Moracho, de la Editorial Premium.
Con Zoilo Andrés, Finalista del Premio.
Más firmas.

sábado, 27 de mayo de 2017

GLORIA BREVE


Eclipse total del 11-8-1999, desde Szejed (Hungría).

Eclipse parcial del 4-1-2011 desde la Playa de San Juan. Fotografía de mi yerno Toni Soler.

El tema de la Tertulia del próximo lunes era "Duración". Como yo no podré asistir por estar en Madrid firmando mi libro, publico ya mi trabajo. Es un relato autobiográfico qu espero os guste:

LA GLORIA TIENE CUATRO MINUTOS DE DURACIÓN.
            Habíamos llegado de muy lejos para ver el eclipse. Alrededor de nosotros, en Huachacaya, había gente de los cinco continentes, la mayoría armados de telescopios y grandes prismáticos; aunque también se podía ver alguna persona que había colocado una estera en el suelo, entre la paja brava, para adoptar una postura de yoga y captar así las supuestas “buenas vibraciones” del evento. “Hay gente pa to”, que dijo El Gallo.
Habíamos hecho un agotador viaje de dos días en avión desde Madrid a La Paz,  una rara ciudad a casi cuatro mil metros de altura, en la que el aire tiene precio. Los pobres malviven en El Alto (qué nombre tan apropiado), donde el recién llegado apenas puede respirar; mientras que los ricos bienviven dos kilómetros más abajo, en urbanizaciones amuralladas, guardadas por hombres armados. Después de mostrarnos el Lago Titicaca y las ruinas de Tihuanaco, nuestro guía nos llevó por tortuosas carreteras de charcos helados al borde de terribles precipicios, hasta el refugio de Chacaltaya, junto a un observatorio de rayos cósmicos y las pistas de esquí más altas del mundo. En medio de la asfixia general, una cholita de bombín y pollera se ganaba la vida sirviéndonos “matesitos” (infusiones) de coca. “¿Y con esto ya no nos ahogamos?”, le pregunté. Y ella, con desparpajo, me contestó: “Sí se ahoga, pero le da lo mismo”. 
Por fin, la víspera del eclipse, de buena mañana, partimos hacia el Sur en un autobús lleno de japoneses y catalanes. Nuestra expedición estaba formada por Juan Vicente, como jefe; Guillermo Bernabeu y Joan Fabregat, astrofísicos profesionales; Ignacio, astrofotógrafo; Pepe, que manejaba la cámara; Blas y un servidor de ustedes. Pasamos por Oruro, ciudad minera y decadente, y llegamos a la remota localidad de Huachacaya, en medio de una fuerte tormenta de arena, bajo un cielo muy encapotado.
Dormíamos en nuestros asientos del autobús, con una temperatura exterior muy fría, mientras el viento huracanado y las nubes amenazaban con frustrar nuestra aventura astronómica. Pero a media noche, un catalán que se había despertado de pronto y había limpiado de vaho su ventanilla con la manga de su anorak, comenzó a gritar: “¡Eh, tíos, que están eixint les esteles!”, y todos salimos del autobús pisando japoneses que, por cierto, no fueron a ver el prodigio porque su guía, que dormía en una cercana tienda de campaña, no les dijo que podían hacerlo. Qué disciplinados son los nipones.
Ante nosotros, sobre nosotros, un alucinante cielo en calma, de constelaciones boca abajo, se abría paso entre las nubes, prometiendo un magnífico amanecer.

Y salió el sol, y nos llevamos los instrumentos al otro lado del puente, a la zona reservada para científicos. Montamos nuestro observatorio y esperamos impacientes la hora mágica, bueno… los cuatro minutos mágicos. Y de pronto vimos, sobrecogidos, como la gigantesca cadena de los Andes, de la que sobresalía el volcán Nevado de Sajama, se teñía de oscuro. La sombra de la Luna caía sobre nosotros. Y se hizo de noche, una noche extraña rodeada de un crepúsculo fantasmal. Y en lo alto, el círculo negro que tapaba al Sol se veía rodeado por los penachos de una corona, alrededor de la que brillaban las estrellas. Junto a nosotros se oían los gritos de asombro y algún mantra de un vecino de creencias orientales. Ignacio sacaba fotos continuamente, Blas y Pepe, con sendas cámaras, rodaban la escena, los demás observábamos con nuestros prismáticos y telescopios; aunque preferíamos ver aquella maravilla a ojo desnudo, embargados por la emoción. Y tras los cuatro minutos escasos de duración del fenómeno, nuestras sombras volvieron a dibujarse en el suelo. El eclipse, fantástico, hermoso y tan breve, había concluido. Ya podíamos morirnos. Ya éramos felices. Ya podíamos regresar a casa con el tesoro de una gran experiencia. De nuevo volaban los pájaros y los insectos, paralizados por cuatro minutos de excepcionalidad. Todo se ponía en marcha otra vez, y yo, después de apurar un largo trago de una botella de vino chileno, ¿qué quieren que les diga? ¡Me eché a llorar!         
                                                               Miguel Ángel Pérez Oca.

martes, 23 de mayo de 2017

DE LA PÁGINA DE EDITORIAL PREMIUM.



Libros más vendidos en el stand de PREMIUM EDITORIAL en la Feria del Libro de Sevilla 2017:
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1º-. El silencio de las estrellas, de Miguel A. Pérez Oca.
2º-. El juego de los deseos, de Ángel Silvelo.
3º-. La pandilla de Mago y los misterios de Itálica, de María Luisa Cárdenas y María Hesse.
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La distancia en ejemplares al resto de títulos es tan amplia que omitimos el resultado de una lista más extensa. Enhorabuena a los autores de los tres títulos que han acaparado la mayor parte de ventas, y en especial a Miguel Ángel Pérez Oca, que sin haber firmado en esta ocasión, vuelve a ser el autor de la novela más vendida por tercera Feria del Libro consecutiva.

lunes, 22 de mayo de 2017

LA NOCHE DE LOS RIDÍCULOS.



La Susanita hablaba de una entelequia, de un PSOE abstracto con el que iba a ganar elecciones. Pedro hablaba de la Izquierda y del error de la abstención que le había dado el gobierno al impresentable Rajoy. Patxi invocaba la unión y la concordia entre dos PSOEs antagónicos, el del conformismo y el aparato y el que, "como se pongan tontas las viejas glorias, me voy a Podemos".
Y qué jolgorio. Qué noche. Y qué ridículo hizo la Susanita sacando menos votos que avales. Cómo se le vio el plumero al "aparato". Felipe, Guerra, Zapatero, Ximo Puig, los barones de Extremadura, Castilla-La Mancha, Aragón, Hernando, el portavoz en el Congreso que estuvo diciendo "No es no" hasta que a partir del día de la defenestración de Pedro, se puso a decir a voz en grito "Abstención, abstención...", todos han hecho el ridículo más espantoso. Se les ha visto el culo y las vergüenzas. Y han dejado una gama de intereses, puertas giratorias y posturas adocenadas al descubierto. La declaración de Susana Díaz, tensa, demudada (qué mal color tenía), fue todo un poema del mal perder. Ni siquiera pudo pronunciar el nombre de su contrincante ganador. Y salió huyendo en su coche sin esperar a la ceremonia triunfal, acompañada de fugaces, pero significativos, abucheos. Nada digamos de esta sufrida ciudad de Alicante, con un mitin de doña Susana con la presencia del alcalde Echevarri y de personajes tan desprestigiados y discutidos como Ángel Franco y Blas Bernal... En fin, que a veces uno se ríe a gusto, mientras los "malos" se van con el rabo entre las piernas. Y mientras, Pedro Sánchez ha construido su leyenda, como en las películas de Hollywood: el bueno, solo ante el peligro, desplazado y humillado por los caciques del pueblo, que se revuelve, que persevera en su lucha, que le planta cara a los amos y que sale victorioso con el apoyo del pueblo. Ahora vendrá el tsunami Pedro, y el PSOE podrá tener días de gloria si Pedro sabe encauzar la energía de sus votantes para construir una verdadera alternativa de gobierno. Pablo Iglesias y él tendrán que entenderse si quieren gobernar, y el partido Socialista, domesticado y neutralizado en su día por González, podrá tener, tras el tímido intento del desconcertante Zapatero, un verdadero líder de la Izquierda real. Ojalá sea así y este Pedro no nos decepcione, como han venido haciendo sistemáticamente todos los líderes del PSOE desde Suresnes.
¡Qué jolgorio! ¡Que cachondeo, lo de Pedro Sanchez! ¡Qué ridículo el de los presuntos jerifaltes de un partido descafeinado cuyos militantes empezaban ya a olerse la tostada...!

martes, 16 de mayo de 2017

SOBRE LA TIBIEZA.


El tema de esta tertulia de ayer era "La tibieza" y yo aporté este cuento de ciencia ficción. A ver si os gusta.-

LUCÍA.
            Como todas las madrugadas cuando, tras la claraboya, apuntan las primeras luces por el horizonte quebrado de montañas y grandes helechos, la tibieza de su cuello en mis labios me servía de último refugio contra la rutina inevitable. La hubiera despertado en demanda de amor, pero dormía tan plácidamente que me pareció un sacrilegio traerla de vuelta a este mundo terrible. Seguramente, soñaba con su pasado, era de nuevo una niña rubia en la granja de sus abuelos, jugando con simpáticos e inofensivos animalitos. Me alejé de su cuello tibio y me dirigí al compartimento estanco. Luego, al volver, me ducharía y tomaría el desayuno caliente que me habría preparado mientras me esperaba. Hoy me tocaba a mí buscar la comida y a ella cocinarla. Mañana, si no teníamos suficientes alimentos, sería al contrario.
            Me embutí en el pesado traje exterior, tras verificar la presión del oxígeno de reserva. Después, me coloqué el casco, lo aseguré y abrí la espita del aire. Cogí las armas, comprobé sus cargas de energía y, solo después de seguir todos los protocolos de seguridad, me decidí a presurizar la cámara y abrir la compuerta. La eterna y húmeda ventisca empañó por unos momentos el visor de mi escafandra. Avancé despacio por entre aquella pradera de sarmientos, bajo los helechos gigantes, y me subí al vehículo de grandes ruedas que me esperaba cerca. Habíamos podido salvar muy pocas cosas tras el accidente, pero eran las suficientes para sobrevivir, al menos, dos personas, mi compañera y yo, de las cincuenta que formaron la tripulación del Prometeus.
El espectáculo de un gigantesco Super-Saturno en lo alto, rodeado de satélites, debería haberme maravillado pero, después de tanto tiempo, ya era un paisaje familiar. “¿Cuántos años tardarán en venir a rescatarnos?” me pregunté, como todas las  mañanas desde hacía más de ocho meses. Conduje con prudencia por entre los rastrojos y las charcas putrefactas, en busca de una presa: quizá un conejoide o uno de esos bichos de ocho patas de aspecto repugnante pero carne exquisita, que bastarían para alimentarnos durante dos días; y así ella no tendría que salir mañana… Pero lo que estaría bien sería tropezarme con un kraken adulto, con sus veinte toneladas de carne fresca… y sus terribles mandíbulas trífidas llenas de colmillos acerados.
Contra un kraken de Rhea III solo puedes tener una oportunidad. Si fallas el primer disparo justo entre los tres ojos, estás perdido. Eso es lo que le había pasado a Taylor, el gordo, que encontró su tumba en el vientre de uno de esos gigantes. Pobre compañero, tan torpe. Pero con la carne de un kraken, podríamos alimentarnos durante muchos meses sin tener que jugarnos la vida saliendo al exterior.
            De pronto, un conejoide saltó entre los sarmientos. Fue todo tan rápido que no me dio tiempo a cargar el arma. Se me había escapado el almuerzo. ¡Maldita sea!, grité.
            Y entonces, sobre la colina, bajo la luz de la estrella doble 322 Taurus, que ya lucía, roja y azul, en el cielo de la mañana, apareció la silueta inconfundible del kraken más enorme con que me había tropezado en todo mi tiempo de náufrago espacial.
            La bestia me había visto y sus tres ojos de mirada torva seguían mis movimientos con una mezcla de ira y gula. Bajé del vehículo, afirmé los pies en la tierra y cargué mi fusil de isótopos al máximo de potencia, esperando el ataque inevitable.
            Sus ocho patas ya avanzaban hacia mí al galope, mientras su corpachón erizado de crestas puntiagudas se agitaba en una inercia creciente. Había bajado la cabeza hasta mi altura, mientras su boca trífida, muy abierta, mostrando sus dientes malignos empapados en saliva, atronaba el bosque de  helechos con un rugido formidable.
            Sujeté el arma con firmeza y apunté con sumo cuidado entre los tres ojos de mi enemigo… mientras evocaba la tibieza del bronceado cuello de mi compañera Lucía.
Quizá sería mi último pensamiento…o el preludio de unos meses de abundancia.

                                                                                              Miguel Ángel Pérez Oca.        

UN POEMA REFLEXIVO.


sábado, 13 de mayo de 2017

"EL SILENCIO DE LAS ESTRELLAS" EN EL PRESTIGIOSO BLOG "ALICANTE VIVO"

El prestigioso blog "Alicante Vivo" ( www.alicantevivo.org ) acaba de dedicar un estupendo artículo a la presentación de mi libro "El silencio de las estrellas" en Alicante. No os lo perdáis, por favor.
Gracias, Alfredo.
MAPérezOca.

lunes, 8 de mayo de 2017

APARECIDO HOY EN LA WEB DE EDITORIAL PREMIUM.




El silencio de las estrellas, de Miguel A. Pérez Oca, obra ganadora del I Premio de Novela de Ciencia Ficción Ciudad del Conocimiento, ha resultado ser la novela más vendida en stands de Editoriales en la Feria del Libro de Granada.
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Así reza la nota de prensa enviada a los medios tras el balance de datos por parte de la organización. Le siguen "Huyendo a Granada” de Victoria E. Muñoz Jiménez (Esdrújula Ediciones), “Recetas” y “Nuevas recetas de cocina granadina” (Diputación de Granada) y “El segundo hijo del mercader de sedas” de Felipe Romero (Editorial Comares).
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Las ventas no fueron aún mayores debido a una incapacidad logística por parte de librerías que pese a tenerlo en sus locales no pudieron acercarlos a sus stands cuando esta novela se agotó en dos ocasiones en el stand de Premium.
Desde aquí, felicitamos a Miguel A. Pérez Oca por el interés que ha suscitado su novela.

UNA BUENA CRÍTICA.


El doctor Emilio Alfaro es astrofísico, ex presidente de la Asociación Española de Astronomía e investigador del CSIC y del Instituto de Astrofísica de Andalucía. Presentó en la Feria del Libro de Granada mi novela “El silencio de las estrellas” de la que publica esta reseña en “El Séptimo Cielo”, Web de la Estrategia Andaluza de Divulgación de la Astronomía:

“…Debo decir, antes de que se me llame tramposo, que los dos libros están escritos por sendos astrónomos, uno amateur y ya bragado en la literatura, y otro, un reconocido compañero de profesión, autor también de varias obras de divulgación en su lengua materna pero que hasta donde yo sé hace su primera incursión literaria en lengua española. Por ahí ya me tienen a su favor, qué le vamos a hacer, aunque las dos obras sean completamente diferentes en lo que a género literario, temática y estilo se refiere.”

“La primera, titulada El silencio de las estrellas, es una novela de ciencia-ficción que cumple con todos los requisitos del libro de aventuras: hay un viaje, una nave, el arribo a un nuevo mundo, el encuentro con otra civilización, peligros, héroes y un final sorprendente y bien cuidado. Pero todo ello teñido de un humanismo científico, en la estela de Arthur C. Clarke,  que suena sincero y que pone al lector frente a dos de las grandes cuestiones humanas: la soledad y la muerte.  El estilo es directo y trata a la ciencia con rigor y respeto, algo que no es frecuente encontrar en los libros de ciencia-ficción, donde algunos autores suelen tomar atajos que solo conducen al más negro de los abismos. Miguel Ángel Pérez Oca ganó con esta obra el I Premio de Novela de Ciencia Ficción Ciudad del Conocimiento  y ha sido publicada por la editorial Premium en su colección Quasar…” 

sábado, 6 de mayo de 2017

UN DIBUJO ANTIGUO.


Rebuscando en el baúl de los recuerdos he encontrado este extraño dibujo mío de hace mucho tiempo. No sé lo que pretendía significar, pero ahora, después de tantos años me ha impresionado.

miércoles, 3 de mayo de 2017

EL EXTRAVAGANTE ASESOR DE IMAGEN.

El tema de la Tertulia Literaria de ayer era "Extravagancia" y yo he presentado este trabajo que espero os guste: 





EL ASESOR DE IMAGEN.
Se llama José García López y su aspecto es anodino. No es guapo ni feo, ni alto ni bajo, viste de manera correcta, sin un detalle que pueda llamar la atención de nadie.
            -Es que mi obligación es pasar inadvertido, no resaltar de ninguna manera al lado de mis protegidos… -dice, para aclarar después- Es que soy asesor de imagen.
            Me lo recomendaron como el mejor y, cuando decidí hacer carrera en mi partido y presentarme a candidato, acudí a él.
            -Pero, bueno –me dijo- , vas vestido de manera demasiado formal, hombre. Así no llamarás la atención de los ciudadanos.
            Y me dejó sorprendido porque, cuando ingresé en el partido, me había esforzado en adoptar un atuendo discreto y elegante que agradara a mis superiores, para que contasen conmigo como colaborador.
            -Sí, sí –me corrigió- , y estaba muy bien para entonces, pero ahora ya has llegado a la cima, ya no tienes que encandilar a los viejos barones sino a los jóvenes, y no tan jóvenes, votantes. Y a esos hay que llamarles la atención. Y para ello hay que recurrir a un concepto indispensable: la extravagancia.
            -¿La extravagancia? –le pregunté, extrañado.
            -Pues, claro. ¿Tú qué quieres, impresionarles con tu corbata azul y tu traje gris, con esa cara de panoli que tienes? Así serás como todos los otros candidatos, con uniforme de político adocenado y aburrido. ¿Te crees que Adolf Hitler hubiera vuelto locos a los alemanes con un traje y una corbata, así sin más, como todos los teutones de clase media de su época? Hacía falta un bigotito ridículo y una greña  inconformista para que los de la cervecería de Múnich se fijaran en él.
            -Pero Hitler era un dictador nazi… -me atreví a responder.
            -¿Y qué? Por eso mismo, iba detrás del poder absoluto y no lo hubiera conseguido sin llamar la atención –y prosiguió- . Napoleón sin el flequillo no era nadie. Ni lo  sería Trump sin su tortilla a la francesa sobre la cabeza y la punta de la corbata roja abanicándole la bragueta. Ni De Gaulle tampoco, ni no llega a ser un gigantón desgarbado con cara de pájarraco. Ni los ingleses hubieran escuchado a Gandhi si no hubieran visto en él a un indio pintoresco medio en pelotas. Y nada digamos del draculesco infante gordito que gobierna Corea del Norte. O de aquel enorme Amín Dadá que mandaba en Uganda con mano de hierro y presumía de haberse comido a unos cuantos ministros. Y también Gadafi, Kennedy, Lincoln, Castro, todos ellos con característicos complementos pilosos… Si quieres tener poder, debes llamar la atención.
            Se quedó pensando un rato.
            -Mira, llamar la atención no solo sirve para la política, también es necesario en el arte, en la literatura y en toda aquella actividad que requiera consenso. ¿O es que Dalí no se hacía el loco y lucía sus bigotes puntiagudos para llamar la atención y vender cuadros? Y Cela, presumiendo en la tele, todo serio, de ser capaz de absorber dos litros de agua con el culo. O Pérez Reverte, armándola con sus denuestos a todo bicho viviente, en busca del escándalo que lo populariza, a él y a sus libros… Aunque muchas veces tiene más  razón que un santo, pero esa es otra historia.
            -Sí, pero hay líderes que no han necesitado ser extravagantes para lograr el poder: Roosevelt, Mandela, la Thatcher, Azaña, Eva Perón, Olof Palme… -protesté.
            -Pero esos tenían personalidad –me replicó, mirándome a los ojos.
            -Y yo no, ¿verdad? – reconocí, bajando la cabeza.
            -Ni tú ni ningún otro político actual – y se encogió de hombros-. Vivimos en un tiempo de mediocres.
            Le hice caso. Me presenté a la campaña con una cresta de indio iroqués, de color malva, y una bufanda verde… Y gané las elecciones.   

martes, 2 de mayo de 2017

LOS MANIPULADORES DEL LENGUAJE POLÍTICO.




            No sé si creen que somos tontos o SABEN que somos tontos. Pero a mí me da vergüenza (tampoco sé si propia o ajena) cuando oigo a los candidatos a líder del PSOE en las próximas primarias tratando de convencernos de que la Moción de Censura que se propone presentar Podemos es solo una broma y una maniobra que, en el fondo, favorece a don Tancredo Rajoy. Yo, cuando oigo a Pedro, Patxi o Susana decir que Pablo Iglesias es el mejor aliado de monseñor Rajoy, la verdad, les echaría un boñigo a la cara. ¿Pero cómo se pueden decir esas cosas sin sonrojarse? ¿Cómo pueden aspirar a que yo, el pueblo soberano, ponga mi confianza en tamaños manipuladores y retorcedores del lenguaje para gobernar mi país. Faltaría más. Claro, que es que en el fondo (¿el mismo u otro fondo de antes?) se ven acorralados por una formación de gente nueva que quiere cargárselos de una vez y relegarlos a los libros de Historia que no supieron escribir en su día.
            Todo empezó, me parece a mí, cuando el dinerito de Willy Brandt, o sea, de la CIA, engrosó las arcas de unos jovencitos bien que en Suresnes pudieron desplazar a los verdaderos socialistas de Rodolfo Llopis, herederos de Prieto, Largo Caballero y Negrín, que habían estado esperándolas venir en el exilio y de alguna forma se habían dormido en los laureles y se dejaron avasallar por los “nuevos” de entonces. Y la traición definitiva se fraguó cuando don Felipe González dijo aquella sandez de “Hay que ser socialistas antes que marxistas”, como si eso fuera posible.  Mientras, el viejo franquismo sin Franco se organizaba en lo que hoy es el Partido Popular, que ahí sigue, tan franquista, tan corrupto y tan pancho como cuando se llamaba Alianza Popular a las órdenes del viejo  y soberbio Fraga.
            Y así está la derecha de este país: Los franquistas, neos y viejos, en el PP, antes Alianza Popular - ¿Alguien se extraña de que en España no medren los partidos de extrema derecha? Pero si están gobernando -. La nueva derecha de plástico, desprendida del olor a naftalina, en Ciudadanos. Y la pseudoizquierda que se proclama socialdemócrata, pero que es neoliberal hasta las cachas, en el PSOE, tan dividido y conflictivo en su interior, pero no por el enfrentamiento de sus aspirantes a jefazo, sino por la creciente distancia entre la fiel e ingenua militancia y el aparato, integrado desde Suresnes en el sistema. No nos engañemos.
            Y enfrente, dando por saco, escandalizando, montando espectáculo, que a veces hace mucha falta y otras uno sospecha que se están pasando un poquito, los chicos de Pablo Iglesias II, los de Podemos, con los restos fagocitados de Izquierda Unida, que un día fue Partido Comunista y luchó en solitario contra la bestia franquista, y que fue vencido solo a base de propaganda por parte del sistema y de malísimos ejemplos de sus homónimos del Este, que empezaron una revolución y acabaron en la Nomenclatura con maletas llenas de dólares. Triste, triste, lo de los pobres comunistas honestos, que empezaron a renegar de sí mismos cuando tuvieron que defender a Stalin y terminaron perdiendo elecciones en toda la Europa occidental. Los comunistas, ya en Izquierda Unida, perdieron su segunda oportunidad cuando el torpe Cayo Lara no supo capitalizar la indignación de los quincemayistas y todo lo que se le ocurrió fue la manipulación dialéctica de decir aquella majadería de “PP y PSOE son la misma cosa”. Porque no lo son. No es lo mismo la derechona franquista que la tibia socialdemocracia liberaloide. Ninguno de los dos es lo que hace falta, de acuerdo, pero, coño, no es lo mismo. Y esas tonterías se pagan, en este caso con la fagotización por parte de Podemos. Así que volvamos a Podemos.
            No sé si me gusta Pablo, sinceramente, no lo sé. Me caen mejor Errejón y Bescansa, porque los veo más racionales. A mí me parece adivinar un exceso de protagonismo en Iglesias, y un empeño mesiánico en cargarse al PSOE definitivamente con estrategias y manipulaciones dialécticas que cantan demasiado. Y no es que el PSOE no se lo merezca, no; es que es un viejo partido superviviente de mucho naufragios y me temo que ha aprendido a nadar. Y esta lucha soterrada y me temo que inacabable, perjudica a la izquierda real, mi izquierda ideal, soñada y todavía lejana.
            Lo que creo que tengo claro es que Podemos y PSOE están condenados a entenderse en un futuro inmediato si es que realmente ambos pretenden gobernar y arreglar esta España que huele peor que la Dinamarca de Hamlet. La podredumbre nos ahoga, pero el miedo de los más pusilánimes también los ahoga a ellos y les lleva a votar a los canallas. ¿Qué se puede hacer? Creo que poco, como no sea esperar que el raciocinio termine prevaleciendo sobre la visceralidad y tanto en uno como en otro partido de la izquierda oficial se impongan opciones honestas que prefieran pactar con los más o menos afines, antes que languidecer en la oposición eterna manipulando el lenguaje.
            Por eso, cuando oigo a nuestros políticos diciendo sandeces me cabreo mucho. En el fondo me siento defraudado, a muchos niveles, al nivel local también, pero eso es otra historia. No me han defraudado PP y Ciudadanos porque no esperaba nada de ellos. La derecha no tiene más remedio que engañar, mentir y manipular el lenguaje, si quiere sobrevivir, porque no se pueden defender los privilegios de una minoría, con los votos de una mayoría, sin engañar a mucha gente. Eso está claro. Pero la izquierda, mi izquierda, no puede seguir comportándose así, con ese sectarismo que pierde a tantos buenos militantes que se han tomado a su partido como a un equipo de fútbol al que hay que defender “manque pierda”. No es eso. Debemos ser críticos con lo ajeno tanto como con lo nuestro, o nunca llegaremos a ninguna parte. La verdad, amigos, es de izquierdas, como la mentira es de derechas. Y ya está bien de manipular el lenguaje en defensa de un Sistema adocenado, amigos del PSOE, o tras el espejismo de un sorpasso que solo tiene sentido si se produce sobre la derechona que nos roba, nos desprecia y se ríe de nosotros.

            He dicho.