Lamenable, triste, repugnante. Este referendum no va a servir para conseguir la independencia de Catalunya. Su fracaso tampoco va a servir para superar el grave problema que España y Catalunya llevan sin resolver desde hace siglos. Este referendum, en realidad tampoco va a servir para nada. Porque su convocatoria al margen de las normas establecidas y aprobadas en su día por el pueblo español (catalanes incluidos) ha servido para dividir en dos al pueblo catalán, para avivar rencores y hostilidades que hasta ahora, de existir, solo permanecían aletargados y ahora surgen de nuevo como en los viejos tiempos en que la miseria y la sangre enardecía a los pueblos, que eran manipulados, entonces y ahora me temo, por los poderosos para su beneficio. Pero ahora, ¿de qué sirve tanta información, tanta cultura, tantas oportunidades para la reflexión, si en cuanto uno opina en púbico es hostigado por uno de los dos bandos en disputa como traidor?
Yo lo tengo claro. Cuando alguien, el indivíduo o el grupo que sea, es capaz de acusar a Serrat de fascista por haberse atrevido a opinar sobre la transparencia y las garantías del referendum de marras, pierde la razón que pudiera tener. La pierde por completo y no merece más que el desprecio y el fracaso. Porque acusar a Serrat de fascista y tener razón son incompatibles.
Claro que los que envueltos en banderas españolas gritan "A por ellos" a los guardias civiles que parten hacia Catalunya para, supuestamente, guardar el orden y garantizar la seguridad de la población catalana, también pierden toda la razón que pudiera asistirles. Todos los que enarbolan banderas para justificar imposiciones son unos desalmados.
Cuánto daño han hecho las banderas a través de la Historia. Y ahora, los imbéciles pretenden despertar la vieja y triste disputa entre banderas españolas y senyeras. Triste, triste.
Y es que en el fondo uno sospecha que todo esto se ha armado porque alguien osó denunciar la corrupción de los Pujol, el intocable Pujol y su tropa. Ahí me temo que está el asunto.
En esta triste historia, nadie tiene la razón, lamentablemente.
Solo Serrat y unos cuantos candidatos a ser acusados de fascistas o traidores.